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Patty Cardozo durante su charla «Tu vida en una maleta en Madrid» |
Briamel González Zambrano
Patty Cardozo llegó a España en el año 2013. Nació en Valencia (Carabobo) y vivió en Barquisimeto. Era propietaria de una agencia de viajes en la capital carabobeña. Se marchó a tierras ibéricas junto con su marido con la idea de estudiar un postgrado y regresar a Venezuela, pero nunca utilizaron el billete de vuelta. Patty hizo un máster de Coaching en Zaragoza, donde reside. El tema de su proyecto final académico fue sobre cómo asesorar a los inmigrantes y lo llamo “Migracoaching”. La tesis obtuvo mención honorífica y una editorial aragonesa le ofreció escribir un libro sobre coaching y empezar de cero, aplicado a emprendedores y a migrantes. De ahí surgió “Tu vida en una maleta”, un texto donde relata, a través de las emociones, todo lo que pasa durante el proceso de irse a otro país.
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Con Patty Cardozo antes de la entrevista en Madrid |
Cardozo, de treinta y tres años, hoy cuenta con doce mil quinientos seguidores en su cuenta Instagram que abrió en enero pasado. En esa red social brinda apoyo a quienes consultan sobre qué hacer con lo que sienten al abandonar su país. Les aconseja sobre la transformación de las emociones y cómo enfrentar la nueva vida en un destino distinto. Patty ha convertido el migracoaching en su modo de vida. Dicta charlas en diferentes ciudades españolas y brinda asesoría en persona y a través de skype. Nos encontramos en su más reciente visita a Madrid para hablar de su proyecto.
Ataviada con minifalda de cuero, tacones brillantes, una camiseta blanca y peinada de peluquería me esperaba en la antesala de un hotel de Malasaña. Allí ofrecería su charla “Mi vida en una maleta” una hora después de conversar conmigo. Nos sentamos en un sofá y el público que acudía a verla no paraba de llegar y saludarla con afecto. Ella me pidió disculpas por las interrupciones y se levantó varias veces a dar abrazos y preguntar los nombres de los asistentes. A varios les confesó: “¡Sí, claro que me acuerdo de tu caso, naguará!”.
.- ¿Por qué pensaste que el coaching para inmigrantes como tesis para tu máster?
.- Un día escribí un artículo que se llama “Qué se siente al migrar”. Se hizo viral. Incluso artistas de la farándula venezolana lo postearon en sus redes como si fuera suyo. Digamos que hubo varios plagios o gente que no me dio el crédito (ríe suavemente). Sentí un impulso por el auge de ese texto y todas las preguntas que me llegaron a raíz de haberlo escrito. Entonces decidí hacer la tesis de eso, luego vino el libro y ahora mis sesiones de migracoaching, mis charlas y muchos planes.
.- ¿Cómo son las sesiones de migracoaching?
.- Las hago en persona y también vía skype para personas que se han ido o están por irse de su país. Me plantean su problema, sus dudas, sus sentimientos y yo les doy mi feedback y hacemos juntos el plan de acción para conseguir metas. Casi siempre trabajamos los miedos, las incertidumbres, el apego, las herramientas para empezar de cero.
.-¿Cuál es la consulta más descabellada que te han hecho?
.-Una chica se quería ir del país y su novio no. Él le propuso matrimonio. Ella quería que le dijera si abandonarlo o si quedarse con él. La respuesta estaba en sus manos, no en las mías. No soy nadie para meterme en eso.
.- Te confieso que mi proceso migratorio fue muy fácil emocionalmente porque tengo a casi todo mi grupo de amigos de la universidad aquí en Madrid y la mayoría llegó antes que yo. Por lo tanto, tuve su respaldo y nunca me sentí ni sola, ni perdida, ni con miedo, ni con todos esos sentimientos de nostalgia y llorantina que te comentan en tus redes. De hecho, me resulta bastante ajeno todo ese apego por un país que creo que ya no existe. No es que no lo quiera ni que no lo piense, ni que no desee que todo mejore, entiéndeme. Es que tengo claro lo que era, lo que fue y lo que no es ahora. Sin embargo, leo las consultas que te hacen y lo encuentro natural. La nostalgia, el dolor por la familia, los apegos…
.- Qué suerte tienes de haber tenido un proceso así, pero no es la realidad de todo el mundo. En la mayoría de los casos hay mucho dolor y mucho apego. Yo quiero cambiar ese paradigma de sufrimiento del inmigrante. No tiene que ser visto como un drama. Se tienen que trabajar los sentimientos, las metas, lo que se quiere conseguir, se tiene que ver hacia adelante. Es normal sentir nostalgia de paisajes, de algunas cosas materiales y sobre todo de personas, de los afectos, pero si has tomado la decisión de irte, hay que asumirla con valentía, con ilusión, con entereza. Tener planes, luchar mucho. La vida que tuviste en Venezuela es parte de lo que eres y nadie te lo va a quitar, pero se acabó y empiezas en otro lugar, con todas tus fortalezas y tus debilidades. Hay que ver las oportunidades, buscarlas siempre.
Creo que es muy válida la nostalgia, cómo no. Sin embargo, el llanto constante es lo que no puede ser. Te has ido, ahora a trabajar para conseguir lo que quieres. Si no tienes la fuerza económica, búscala. Si no conoces a nadie, inscríbete en actividades gratuitas, hazte voluntario, hay muchas organizaciones que necesitan gente. La Cruz Roja, por ejemplo, es un buen lugar. Hay que pensar que llorando, estás perdiendo una oportunidad de crecer, de expandirte en muchos sentidos.
.- Creo que esa nostalgia del venezolano es universal de cualquier migrante, pero también tiene que ver con que estamos estrenándonos en esto de ser inmigrantes. Antes la gente se iba a estudiar y volvía. Fuimos un país receptor de inmigrantes durante décadas y ahora nos ha tocado…
.-Exacto. Es un proceso inédito y eso conlleva un aprendizaje. Estamos aprendiendo todos sobre la marcha. Aprendemos sobre lo que significa dejarlo todo atrás y recomenzar. Eso no tiene por qué ser terrible. Insisto en que hay que trabajar y ver las oportunidades en medio de lo adverso y difícil. Hay que sacar las herramientas. Poner en práctica la paciencia, el entusiasmo y la confianza. Hay gente que me escribe: “Esto es desesperante. No encuentro trabajo”. Y le pregunto: “¿Hace cuánto llegaste?”. Me responde: “Hace dos semanas” (risas). Hay que tener constancia, equilibrio y paciencia. Mi historia personal no fue un camino de rosas. No es que me estaban esperando en Zaragoza para ponerme una alfombra roja. Cada quién tiene que trabajar por lo que quiere y hacerlo intensamente.
.- ¿Cuál es tu recomendación general más recurrente a los venezolanos que se van?
.- Que dejemos atrás las malas mañas, la viveza. Que sean agradecidos. Que se olviden del “yo tenía, yo era” y que recomiencen y se reinventen. Que aprendan a soltar y a deslastrarse de lo que fueron. Que migrar es un viaje por todas las emociones y hay que vivirlo.
.- ¿Cuáles son tus próximos planes?
.- Seguir dando charlas por toda España y ojalá en otros países. Continuar con mis sesiones de coaching tanto personales como en skype. Hice del migracoaching mi modo de vida y lo pienso mantener. Me hace feliz, me gusta y me da muchas satisfacciones.
Me encantó tu post Briamel. Algunos hemos tenido la fortuna de vivir un proceso migratorio acompañado por nuestros amigos de la universidad e incluso de la infancia. Pero en estos momentos quienes emigramos hace unos años estamos siendo testigos del inicio del proceso migratorio de nuestros padres,tíos,abuelos y hermanos que habíamos dejado en Venezuela. Tu post también resulta útil para quienes ahora debemos dar apoyo a esos nuevos migrantes venezolanos.
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Que buena idea, ojalá que siga teniendo mucha suerte, porque además, mucha gente se puede beneficiar.Besos y salud
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Gracias por leer, Nancy. Estoy de acuerdo contigo. Será muy útil para las personas de la tercera edad que están saliendo de Venezuela casi forzados. Un beso
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Así es Genín. Gracias por leer siempre.
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