Briamel González Zambrano
El país en un sobresalto. Una taquicardia. Un reflujo que te despierta en la madrugada, te hace tener pesadillas y te da la sensación de que vas a vomitar fuego.
El país es una interrogante. Cuando nos preguntan sobre él no sabemos explicar bien lo que ocurre porque hay que dar contexto histórico, causas, consecuencias, características. Así como nos enseñaron en el colegio. Describir, pintar y contar un país cuando estás lejos para que tus amigos comprendan la ignominia y el terror. Para que les quede claro que no hay ropaje ideológico que justifique la inseguridad, la violencia, el hambre y la megainflación.
El país es oscuridad. Dejaron al 70% del territorio sin suministro eléctrico, generando caos, angustia, pérdidas y dolor. Soy del estado Bolívar, donde están las centrales hidroeléctricas más potentes y este escenario de tinieblas no nos extraña porque sabemos de la falta de mantenimiento de turbinas, sistemas e infraestructuras. En algunas zonas persisten los apagones y no se augura pronto una solución general. Las consecuencias de las fallas de electricidad están siendo tremendas y devastadoras para todos. Leo que a la gente se le está quebrando la salud, el ánimo y las emociones.
El país es sombra e insomnio. Con la detención de activistas y periodistas acusados en programas de la televisión pública, sin pruebas, sin delito, sin debido proceso y con mucha saña. Ver la fuerza de portavoces de todo el mundo exigiendo libertad da sosiego. Ver que los dejen libres devuelve el alma al cuerpo.
El país es luz. La contrapartida del corte eléctrico y la ignominia es la esperanza rabiosa de la gente. La ilusión y terquedad furiosa del que sigue allí para ver el final del horror, contarlo y participar en la reconstrucción. El brillo de venezolanos que tienen proyectos pintados, escritos y en su cabeza para cuando el oprobio se acabe. La fuerza que veo en amigos queridos que saben que hacer refulgir al país decente tomará tiempo, pero no les importa porque quieren hacer y estar ahí.
El país es resplandor porque en todos los lugares del mundo a donde ha llegado un venezolano se está contando esta historia de infamia que vive Venezuela y a la vez se muestra el tesón de quienes nos hemos ido y trabajamos por integrarnos en nuevas culturas sin olvidar la nuestra.
Me aferro al brillo, a la esperanza. No como un acto de negación del ultraje y la indolencia. Sino como reafirmación de que podremos acabar con eso. El país es eso también. La insistencia en que todo puede ser mejor.
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Las centrales hidroeléctricas están ubicadas en el estado Bolívar. |