Conversamos con el autor del libro de recetas “La cocinita de papá”, cuya historia de inmigrante incluye diez países, un matrimonio, tres hijos y muchas aventuras periodísticas.
Briamel González Zambrano
Caminamos por la fría noche invernal madrileña buscando un lugar tranquilo para hacer esta entrevista a José Baig, periodista y autor del libro ilustrado “La cocinita de papá”, que contiene recetas preparadas por un padre y sus tres hijos, con el acompañamiento de la madre. Paramos en un bar en pleno Paseo de La Castellana. No había clientes y tenía tapas que lucían ricas, así que nos pareció el más apropiado. Sin embargo, durante toda la conversación nos acompañó el fondo musical aleatorio que salía del televisor cercano a nuestra mesa.
A Baig lo conozco desde principios de siglo, cuando ambos reportábamos una crisis política en Venezuela en la que intervino la Organización de Estados Americanos. En aquella época, él trabajaba como reportero en la BBC de Londres y yo, en el diario El Nacional. Como es natural, desde entonces hemos cambiado de trabajo, de países y de peso, y nos hemos seguido encontrando para honrar la amistad nacida entre micrófonos, grabadores y portavoces diplomáticos.
Pedimos una ración de jamón ibérico y un par de cañas y nos sentamos. Baig vive en Holanda y viene con frecuencia a España, porque sus padres residen en Cataluña y en Madrid tiene una legión de amigos. De hecho, fue en la capital española donde se diseñó el libro “ La cocinita de papá” y donde fue presentado a los medios en mayo de 2019.
.-Antes de llegar al libro, me interesa que hagamos un recorrido por tu historia como migrante. Naciste en Uruguay y llegaste a los cuatro años a Barquisimeto. Tu padre es catalán y tu madre es uruguaya. De manera que ser extranjero y lo de migrar lo conoces desde pequeño.
.-“Sí, en mi familia está esto muy presente. Somos cinco hermanos, soy el tercero y el último en nacer en Montevideo. Ser extranjero en aquella época en una ciudad pequeña como Barquisimeto no era un impedimento para nada. Desde pequeño tuve la conciencia de que mis padres eran de otros sitios, pero yo siempre me he sentido venezolano, porque uno es de donde creció, donde hizo los primeros amigos, las primeras aventuras”.
.-De Barquisimeto te vas a Caracas a estudiar en la universidad
.-“Sí, con 19 años y no pocos tropiezos me fui a estudiar Comunicación Social en la UCAB. Vivía en una residencia en Montalbán. De ahí me mudé a Santa Fe. Luego mi movilidad social hacia abajo (risas). Me fui a Los Flores de Catia, luego a La Vega. Trabajé como preparador (asistente de cátedra) de la materia Géneros Periodísticos. Empecé a trabajar en Radio Fe y Alegría, que fue una gran escuela para mí”.
–Suena en nuestro fondo musical televisivo: Let It Be, de Los Beatles—
.-¿De Fe y Alegría saltaste al Radio Caracas Radio (RCR)?
.-“No vayas tan rápido. Luego estuve en la corresponsalía de El Tiempo de Puerto La Cruz en Caracas y allí me pilló el golpe del 4 de febrero de 1992. En lugar del poner el ‘por ahora’ que dijo Hugo Chávez, escribí ‘por el momento’y no puse la frase histórica del tipo” (risas).
En ese instante el camarero le llama insistente: “¡Joven, joven, por favor!”
.-¿Ah, es conmigo? Es que como ha dicho “joven”.
Reímos. Recibimos la ración de jamón.
De El Tiempo, Baig se fue como reportero de Economía a RCR, donde reportó la crisis bancaria venezolana del año 1994 y también aprendió inglés gracias a un curso en el British Council que le pagaba la emisora. De RCR saltó a la consultora Burson Marsteller donde llevaba la cuenta de una cadena estadounidense de comida rápida, y estando en esta multinacional le preguntaron si conocía a alguien que quisiera trabajar para la BBC en Miami. Él dijo la frase: “Yo mismo soy”.
—Suena “Te quiero” de Rosario Flores—-
.-¿Qué tal esa experiencia migratoria a Estados Unidos?
-“Muy mal. La recuerdo fatal. Era 1996. Yo tenía mis papeles, mi trabajo, pero para mí fue un año horrible. Me costó muchísimo adaptarme a la ciudad, a aquella vida. Supongo que no estaba del todo preparado. Estuve allí dos años. En 1998 me mandaron a Londres. A finales de ese año, por supuesto me enviaron a Venezuela para cubrir las elecciones presidenciales donde ganó tú sabes quién.
En ese viaje a Caracas, fui a una fiesta en casa de unos amigos. Iba en el ascensor y se subió una muchacha muy guapa que me dijo: ‘Tú eres el famoso Josito, ¿el que vive en Londres, no?’. Yo dije para mis adentros: ‘¡Upa, esas bujías no son Champion!’ (aludiendo a que había notado cierto chispazo). Me fui del lugar con el número de teléfono y la dirección de correo electrónico de la moza”.

.-¿Volviste a Londres?
.-“Para recoger mis cosas, porque me mandaron a abrir la corresponsalía en México”.
.-Por tu cara, parece que fue mucho mejor que Miami ¿no?
.- “Es que México es el amor. Yo creo que todos los latinoamericanos somos un poco mexicanos. Recordemos que la radio venezolana tuvo durante muchos años un programa que se llamaba ‘Guitarras, mariachis y canciones’, están Juan Gabriel, El Chavo, Armando Manzanero, Cantinflas, Capulina. Todos son referentes para casi cualquiera de la región. Fui muy feliz en México. Cubrimos la victoria de Vicente Fox, vimos perder por primera vez al PRI. Pasaron muchas cosas. Entre ellas, que Cecilia, la chica de la fiesta, se vino a vivir conmigo a Ciudad de México y además encontró trabajo a las dos semanas de llegar.
En esa época empecé a prepararle platos a mi novia. Yo cocinaba de pequeño con mi madre. Le pasaba los ingredientes. Picaba verduras. La cocina es una ambiente donde me ha gustado estar siempre. En esa fase mexicana empecé a destacarme para impresionar a la muchacha que lo había dejado todo por venirse conmigo. Un tiempo después nos casamos” (risas).
.-¿Cuál fue el siguiente destino?
.- “Bogotá. Me tocó cubrir la guerrilla, el proceso de paz, la primera victoria de Álvaro Uribe, la primera Miss Colombia negra de la historia. También allí cocinaba cuando podía, como un hobbie, pero tenía muchísimo trabajo.
De Colombia nos fuimos en 2002 para vivir en Buenos Aires. Allí estuvimos hasta 2004. Una ciudad hermosa, un país en el poscorralito, con unas crisis económica muy profunda. Muchos frentes abiertos. Cubrí la victoria de un señor entonces muy desconocido llamado Néstor Kirchner.
En lo personal la etapa argentina la recuerdo un poco de tristeza porque vivimos cosas duras. Falleció mi suegra, intentamos tener bebés y tuvimos dos pérdidas. Tuvimos muchos duelos. Sin embargo, de Argentina saltamos a Londres de nuevo y en 2004 nació nuestro hijo Manuel. Después en 2006 llegó Yolanda y en 2007 vino Jorge en Miami.
Entre 2006 y 2009 volví a Miami, pero ya con mi familia. Fue otra experiencia migratoria, otra vida distinta a la del ’96 y con muchas más herramientas para enfrentar la migración”.

.-¿En 2009 dejas la BBC?
.-“Sí, después de trece años y esa cantidad de países y coberturas. La cadena dejó de hacer radio en español y yo no vi lugar para mí. Así que me fui a Cataluña, de donde es mi padre. Allí estudié cocina, empecé el blog La Cocinita de Papá, daba clases de radio en un máster, empecé a correr maratones. Hasta que en 2011 me contrataron en el departamento de comunicación del Banco Mundial y nos mudamos a Washington. Una gran experiencia. Los niños creciendo en ese entorno. Allí cocinábamos también cuando podíamos. Vivimos seis años en DC, hasta 2017 que nos fuimos a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) donde me contrató un fondo financiero.
.- De Estados Unidos a Bolivia hay un cambio drástico, ¿no?
.-“Sí, es evidente. Los niños lo notaron y mi mujer y yo también. Vuelves a ver pobreza extrema, profundos problemas sociales. Nada desconocido para un venezolano, pero sí fue un cambio importante. Duró poco. Nos quedamos allí hasta finales de 2018. Para enero de 2019 ya estábamos en Holanda, a donde me fui a estudiar un máster. En esa misma época empecé a escribir en el diario La Vanguardia sobre La Cocinita de Papá y la columna se llama Baig Cooking, donde hablo también de cocinar en lote.
.- Y en mayo de 2019 lanzaste el libro “La Cocinita de Papá” en Madrid.
.-“Sí, que por cierto, no fuiste a la presentación, pero no importa (risas). Hacer el libro implicó un trabajo muy cuidado por parte del diseñador y de la ilustradora. Tiene mucho detalle. Lo pensamos como un proyecto para toda la familia. Al final, cocinar con mis hijos es el mejor regalo que nos podemos hacer y una bonita manera de enseñarles. Es una gran herencia. Por muchas razones, porque aprenden de dónde vienen los alimentos, entienden la importancia de comer sano, conocen conceptos como tiempos de cocción, temperatura, calidad de las verduras, las hortalizas, formas geométricas, hacer la compra. Es una manera de que entren en contacto con mucha cosas y es un tiempo de calidad que compartes con ellos. Por eso me emociona tanto este proyecto”.
.-¿Los niños también lo ven así?
.-“Habría que preguntárselo a ellos, pero empezamos a cocinar juntos porque se acercaron a la cocina siendo muy pequeños a preguntarme qué hacía y cómo lo hacía. Yo vi una oportunidad y los integré en mis actividades culinarias. Mi madre lo hizo así conmigo y mira cuánto lo aproveché cuando viví solo por ahí. A ellos les gusta. Les hace ilusión, como se dice en España”.

.-¿El libro también vale para una pareja que no tenga hijos y no sepa cocinar?
.-“¡Claro! De hecho es superútil porque se explica todo con mucho detalle y simplicidad. Especial para quienes no cocinan. Sé que lo preguntas por ti” (risas).
.-¿Cuál es el próximo paso de La Cocinita de Papá? ¿Un canal de Youtube?
.-“El libro sigue siendo nuestra apuesta. Está en todas las plataformas digitales y lo vamos presentando progresivamente en distintas ciudades donde vemos que hay interés. Seguiremos también con la columna en La Vanguardia y publicando en nuestra cuenta de Instagram”.
.-De todos estos países, viajes, mudanzas y migraciones, ¿qué aprendizaje te queda?
.-Esto lo vi en una película argentina. La frase la dice un italiano que vivía en Buenos Aires: “Mi corazón hace aquí tic y allá hace tac”. Esa es la vida del migrante. En cuanto asumes que casi todo lo que te pase es un aprendizaje, mejor te lo vas a pasar.
.-¿Qué consejo le darías a tantos paisanos venezolanos que están migrando recientemente?
.-Que procuren acostumbrarse lo más rápido posible a su nuevo hogar. No por ello dejarán de ser venezolanos. Que si tienen hijos no se preocupen en exceso por su adaptación. Los niños en general son muy flexibles a estos cambios y los encajan bien y aprenden un montón.
¡Ah! Y que compren el libro “La cocinita de Papá” que les va a encantar (carcajadas).
–Suena “En el boulevar de los Sueños Rotos” de Joaquín Sabina.
