Entrevistas

“Nunca se deja de ser periodista”

Aymara Lorenzo, quien fuera una de las reporteras más destacadas del canal Globovisión durante trece años, ha lanzado su plataforma digital www.aymaralorenzo.com. En ella ofrece consultoría de comunicación y su web show “Conéctate”, con noticias de actualidad y contenido de desarrollo personal. Además es corresponsal de Radio y Televisión Martí.  

Briamel González Zambrano

Imponente. Así era la presencia de Aymara Lorenzo Ferrigni cuando llegaba a la cobertura de alguna información en Caracas. Por lo menos así la recuerdo yo. Con sus cejas muy arqueadas, sus dientes alineados perfectos y su postura recta saludaba a todos los compañeros con cariño y rapidez. Preguntaba si habíamos visto ya al portavoz, si había nota de prensa. Escribía en un aparato diminuto llamado  T-Motion a sus jefes en el canal. Daba instrucciones a su camarógrafo, al asistente y al conductor de Globovision, el canal de noticias donde trabajó durante trece años entre el 2001 y el 2014. A mí me impresionaba que se sabía todos los grados de la fuente militar, los nombres (o más bien los dos apellidos) de esos uniformados, sus cargos, el componente al que pertenecían y parte de su trayectoria dentro de las Fuerzas Armadas de Venezuela.

Hago una videollamada a Aymara Lorenzo para entrevistarla por el Día del Periodista en Venezuela. Me atiende sentada en su despacho en Caracas. Se había vacunado el día anterior y aún estaba enfadada porque había visto un abuso de poder en el lugar donde le tocó acudir. Le recuerdo la imagen que he descrito en el párrafo anterior, ella suelta una carcajada y me dice: “Bueno, negra, no sabía hacer las cosas de otra manera. Siempre protegiendo a mi equipo. Que supieran dónde poner la cámara era fundamental porque muchas veces íbamos en vivo y porque uno sin su camarógrafo no era nadie. El chofer tenía que tener claro en que parte de Caracas estábamos por si había que salir corriendo. Estar coordinados era muy importante. Con respecto a la fuente militar, cuando me la asignaron empecé a estudiar muchísimo cómo funcionaba. Es un ambiente muy masculino y machista. ¿Cómo me iban a respetar como periodista si no sabía diferenciar a un vicealmirante de un capitán de navío? Tenía que conocer todos los estamentos”. 

Aymara Lorenzo está enfocada en el desarrollo de su plataforma digital. Foto: Guillermo Suárez

Desde que estudiaba Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello (de donde egresó en 1995), Lorenzo siempre tuvo más de un trabajo al mismo tiempo y se movía en todos los ámbitos del periodismo. Era reportera de televisión, de emisoras de radio y también redactaba reportajes para diarios regionales. Además de Globovisión, a largo de su trayectoria profesional Lorenzo estuvo en medios como Kys FM, El Tiempo de Puerto La Cruz, Agencia Venezolana de Noticias, CMT, Notitarde, El Mundo, Mágica 91.9 FM, CBS, Venevisión y La Voz de América. En la actualidad es corresponsal en Caracas de Radio y Televisión Martí, que es un servicio internacional que transmite noticias en español desde Miami hacia Cuba.

Su proyecto más personal es la plataforma digital http://www.aymaralorenzo.com, donde ofrece asesorías comunicacionales, formación de vocería (portavoces), además de su web show en Youtube llamado “Conéctate”, donde se entrevistó a sí misma para mostrar su lado más íntimo que siempre ha procurado guardarse. En esa conversación develó que quiso siempre ser actriz, que es amante del teatro y que le interesan mucho la poesía y escribir ficción.

.-Eso de revelar un poco más de ti en la web te costó mucho, ¿no? ¿Por qué ahora?

.-Soy de la escuela en la que nos enseñaron que el periodista no es la noticia jamás. No somos lo que importa a la audiencia. Yo no soy de estar haciendo shows con mi vida.  En el año 2002 me secuestraron y nunca lo dije. Llevé mucho palo por trabajar donde trabajaba, pero me lo tragué porque eran años duros y yo no quería ser la noticia.

Una vez un militar en una sede de Petróleos de Venezuela (PDVSA) quiso desenfuchar el cable de la cámara. Cuando lo ví, saqué el micrófono en señal de darle en la cabeza. Le dije: “Atrévete, pues. Atrévete a hacerlo para que veas”. Un fotógrafo captó el momento y por eso se supo, pero yo no lo hice por la foto sino porque tenía que defender mi trabajo.

Siempre he sido reservada con mi vida personal. Al fin y al cabo, es y quiero que siga siendo mía y privada. Sin embargo, me pareció que al ser mi proyecto la gente se merecía saber un poco más de quién soy, de cómo soy y de cómo trabajo. Durante años proyecté quizá una imagen muy fuerte, muy dura, porque era una coraza para poder trabajar en un mundo de militares, policías y políticos. Quería que me respetaran.

.-Y de repente descubrimos un lado muy sensible. Nos enteramos de que a Aymara Lorenzo le hubiera gustado triunfar en las tablas de un escenario, o escribir poesía o literatura.

.-(Risas) Sí, estuve en un taller de poesía con Edda Armas durante cuatro años. De hecho, escribí poemas (saca un cuaderno y me lo muestra), pero aquí están para mí. Nunca los he sacado a la luz. Supongo que eso me hacía vulnerable de cara a los demás. Hace muchos años quería hacer la Maestría de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar, pero no tenía carro, así que la hice en la Universidad Central de Venezuela. Luego cuando tuve carro hice el de Ciencias Políticas en la USB (risas).

Al final, todas las decisiones de la vida te hacen ir por unos caminos y no tomas otros. Al graduarme en la UCAB me gané una beca para estudiar en Madrid, y no me fui por falta de presupuesto. Años después no me fui a estudiar inglés porque en el último momento me ofrecieron un trabajo. Así que el inglés que hablo lo aprendí aquí (risas). ¡Ah, bueno!, y mucho antes, cuando estaba en tercer año de carrera, lo dejé. Me salí de la universidad porque tan solo tenía 19 años y como que colapsé. Mi familia estaba en shock, yo era la mayor y había abandonado los estudios. Estuve en psicoterapia y me ayudó mucho a centrarme y saber lo que quería. Aunque no me dejó bien del todo porque sigo con un cable suelto (risas). Al año volví a la universidad y listo. Supere esa pequeña crisis.

La periodista asesora a empresas y portavoces que quieren mejorar sus herramientas de comunicación.
Foto: Guillermo Suárez.

.-¿Irte de Globovision también implicó una crisis?

.-(Cierra los ojos pensativa por pocos segundos.) La compra del canal fue en 2013 y hubo una estampida. Muchos compañeros se fueron y yo decidí quedarme porque pensaba que no había que ceder los espacios. Aunque ya mi cuerpo me había empezado a dar señales. Me enfermaba y me daban ataques de pánico. Ya se había perdido el respeto a los periodistas, antes en donde te pararas con tu carnet cualquier persona respetaba tu trabajo y todo eso con la violencia que había en la calle se fue perdiendo. Esto también afectaba el ánimo, pero yo seguía. Sin embargo, en febrero de 2014 el canal no dijo nada de la protesta de los jóvenes y los asesinatos. No apareció en pantalla. Como si no hubiera ocurrido aquello. Ese día pensé que ya no podía seguir allí, no podía ser cómplice de ese silencio. No iba conmigo. Así que renuncié y en Twitter hice la travesura de publicar mi comunicado, antes de que lo supieran todos en el canal. (Puede ver el tweet de la renuncia aquí. )

.-En tu reinvención digital estás apostando mucho. Has hecho una página web y potenciado tu canal de Youtube. Cuéntame de este reto.

.-El objetivo es poner mis talentos para ayudar a otros con lo que yo sé, y monetizarlo. Es un mucho trabajo y no estoy sola. Tengo un equipo de personas que son unos magos en sus áreas y que me han ayudado en el tema de marca personal, de posicionamiento, estrategia y lo relacionado del entorno digital y la gestión de mis redes sociales.

Mi conexión con la audiencia es como reportera y es por eso por lo que todos los miércoles hago un live en mi cuenta de Instagram ligado a la actualidad venezolana. A mí me gusta mucho hacer entrevistas y ahora con mi proyecto tengo la oportunidad de hacerlas como me dé la gana. Por eso, mi web show “Conéctate” son conversaciones diversas, de asuntos muy variados que me interesan. Puede ser un  testimonio de Covid-19, de reinvención, de qué es el reiki, la serendipia, o temas de búsqueda personal.

Con mi experiencia de tantos años frente a cámaras y micrófonos tengo mucho que aportar a personas y marcas interesadas en aprender a comunicar sus productos y servicios con claridad y profesionalismo. Hay muchas personas que lo ven fácil, que creen que pueden hacerlo solos, y a veces el resultado tiene muchas carencias. Por eso insisto en que comunicar es un arte, pero un arte que se tiene que estudiar porque tiene técnica. Entonces lo que busco es que mi cliente brille y saque lo mejor de sí. Te digo algo, aunque haga esto, nunca se deja de ser periodista. El que lo vive, lo es las 24 horas. Porque tienes el punto de vista crítico despierto siempre, porque en muchas conversaciones lo que haces es entrevistar a la gente. A veces mi esposo me está contando algo y yo le hago preguntas y me responde: “Estamos charlando. No me entrevistes”. (Se ríe.)  Así que también desarrollé un taller  llamado “Aprende a preguntar con propósito”.

.-¿Para cuándo tendremos el libro de ficción firmado por Aymara Lorenzo?

.- (Sonríe suavemente.) Escribir necesita tiempo. La pandemia me ha dejado algo que no había aprendido en 28 años, que es editar y hacer postproducción. Ahora yo con el teléfono hago de todo para mi plataforma web. Entonces en medio de esto, me di cuenta de que escribir es un acto solitario, profundo y de mirar hacia adentro. No sé si todos los días me quiero ver por dentro (risa sonora). Quizá por eso no he encarado de frente lo de la escritura. A lo mejor estoy siendo poco autocompasiva o muy exigente con lo que te estoy diciendo. Porque ayer justo me senté y lo hice. Escribí una crónica de cómo fue mi vacunación y lo que ví, lo que me disgustó. Sentía que no me podía quedar con eso por dentro. Sin embargo, en general he dejado pasar muchas oportunidades para escribir. Creo que parte del tema de que yo no coja el toro por los cachos es que lleva un trabajo de reconstrucción de mí misma como ser humano y no como periodista.

También te digo que todo el tiempo que tengo ahora es para mi proyecto personal y que tengo que escribir muchísimo: los posts, los textos de la página, las propuestas… Al final escribo muchísimo a diario. Además, he hecho un curso de acento neutro y estoy locutando textos y lo que venga.

Coordenadas de Aymara Lorenzo

www.aymaralorenzo.com

Instagram

Twitter

En la web http://www.aymaralorenzo.com pueden conocer otras facetas de la periodista.
Foto: Guillermo Suárez

Entrevistas

Yolimer Obelmejías: «Tengo tres trabajos para poder vivir del periodismo»

Coordina las páginas de la sección de Arte y Entretenimiento de El Universal y de Diario de Las Américas, además colabora con el programa de televisión «Sábado en la Noche» de Globovisión. Tres trabajos, guardias de fines de semana, crisis en el sector del espectáculo y batallas digitales de la fuente en las redes sociales son algunos de los retos de la vida de esta reportera que ejerce hoy en Venezuela.

Briamel González Zambrano 

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Yolimer Obelmejías se especializó en la fuente de Espectáculos.

Coincidí con Yolimer Obelmejías en las aulas de la Universidad Católica Andrés Bello. La recuerdo sobre todo en la redacción del periódico institucional “El Ucabista”, donde ella fue becaria varios años y a cuya oficina iba yo a hacer gestiones estudiantiles. En aquella época ya era notorio su interés por el mundo del entretenimiento, donde ha trabajado el último par de décadas. Años después nos reencontramos en la sede del diario El Universal, donde ella trabajaba para la página web y yo en la sección “Caracas”. Para recordar el Día del Periodista en Venezuela quise entrevistarla y conocer las condiciones del ejercicio profesional en el país en la actualidad.

Obelmejías (Barcelona, Venezuela. 1978) coordina la sección de “Arte y Entretenimiento” de El Universal, colabora con El Diario de las Américas (Estados Unidos) y con el programa televisivo “Sábado en la Noche” de Globovisión.  Años atrás trabajó en Unión Radio, Radio Caracas Radio, El Nacional y Un Nuevo Día.

Hacemos una videollamada en conexión Caracas-Madrid y comenzamos sonriendo por la alegría de vernos después de muchos años. Me empieza a hacer preguntas, pero le recuerdo que la entrevistada es ella. Reímos. La conexión de internet a veces ralentiza nuestra conversación, pero no nos rendimos.

.- ¿Cómo compaginas tener tres trabajos que, además, incluyen fines de semana?

.-(Risas). Como sabes, un reportero casi siempre trabaja fines de semana y festivos, según la guardia que le corresponda. Eso no es nada nuevo. Se balancean los tiempos. Sin embargo, tener tres trabajos sí  tiene que ver con la coyuntura actual del país y de cómo afecta a la economía de cada uno. Lo hago para poder vivir del periodismo. Actualmente lo que más aporta a mis finanzas es mi colaboración con El Diario de las Américas, debido a que es un pago en divisas y obtengo el beneficio al cambiarlo a la moneda local. Es decir, vivo de lo que llamamos popularmente “un tigre”. En El Universal llevo trece años, pero allí todos ganamos salario mínimo. Si mañana entra un nuevo periodista va a ganar igual que yo. Es desmoralizante, pero es así.

.-¿Qué te motiva para seguir en un trabajo donde la paga no te compensa para cubrir casi ninguno de tus gastos?

.-Mi vocación, mi dominio de la fuente, que esas páginas son mi tribuna, mi contribución y lo que sé hacer. Yo entro a la torre de El Universal y me siento segura, me siento en casa. Son muchos años y hay una red de afectos muy importante para mí.

Mi fuente me da muchas alegrías y contrastes. Los periodistas de Espectáculos siempre decimos el chiste ese de que desayunamos con las misses, almorzamos con Chino y Nacho, luego vamos a ver la última película de Marvel y regresamos por la noche a la casa en metro.

.-Debe ser una anécdota de todas las fuentes. Los de Política y temas sociales decíamos algo parecido: “Desayunas en una cumbre con presidentes de varios países. Comes con un alcalde. Por la tarde entrevistas a una familia que ha perdido su casa en un derrumbe. Por la noche vas al encendido de las luces de Navidad de un municipio”. Nuestro trabajo tiene el contraste como una condición inherente.  

Añadida a esta situación de los salarios, tanto El Universal como Globovisión, dos de los medios en los que trabajas, han sido comprados por grupos afines al gobierno venezolano. ¿Cómo se ha visto afectado tu trabajo con este cambio de dueños?

.- Ambas compras fueron polémicas. Globovisión fue vendido en 2013 y cambió su línea. De hecho, yo escribí un reportaje sobre el tema en El Universal. Entrevisté a periodistas que se fueron del canal por estar en desacuerdo con la venta, como Gladys Rodríguez y Diana Carolina Ruiz. Mucho tiempo después, es decir, en 2018 me llamaron para colaborar, acepté y de pronto empezaron ataques anónimos en redes sociales hacia mí, diciendo que soy una enchufada del gobierno. En realidad, Melissa Rausseo me llamó para participar en “Sábado en la Noche” porque pensó en lo que yo podía aportar desde mi conocimiento de la fuente de Espectáculos (algo que le agradeceré siempre a ella y a Orlando Suárez), no porque yo tuviera ningún enchufe en las alturas del poder. Sin embargo, ese ataque me enfureció por lo injusto que me pareció para conmigo y mi trayectoria. Así que decidí demostrar con hechos que no era cierto, para dejarlo claro. En mi cuenta de Instagram empecé una serie llamada “Diario de una enchufada” donde mostraba todas las penurias cotidianas que paso, como cualquier venezolano de a pie. Yo vivo en un apartamento alquilado, no tengo carro, falla el transporte público y se me van la luz, el agua e internet. Además, ayudo económicamente a mis padres que viven en Lechería. Todo eso lo conté para mostrar que, si fuera una enchufada, nada de eso pasaría en mi día a día.

Mi admirado y siempre recordado Ramón Pasquier, con quien trabajé en la radio, me decía siempre: “Yolimer, hay que tener piel de búfalo frente a las críticas destructivas y malintencionadas”. Esa frase me la dejó para siempre.

Para que quede claro, en Globovisión no he sentido presión, ni censura de ningún tipo. He hecho las entrevistas que he querido, he llevado las informaciones que quiero compartir en el programa.

.-¿Ha habido algún entrevistado que haya dicho que no habla con “Sábado en La Noche” por considerar que está en un canal del gobierno?

.- Que yo sepa no, pero es verdad que eso lo debe saber bien el equipo de producción. Yo llevo mis informaciones semanales, preparo las entrevistas de acuerdo con los invitados que tendremos, llevo novedades. Nunca me han presionado para nada.

.-¿ Y en  El Universal?

.- Yo soy opositora y siempre trabajé en medios que iban en esa línea y que enfrentaron abiertamente al gobierno. Te hablo de RCR, Unión Radio, El Nacional. De manera que nunca tuve este tipo de dilemas. Cuando vendieron El Universal se nos transmitió que nada cambiaría en cuando a la línea editorial, que en la fuente de “Arte y entretenimiento” seguiríamos con la misma libertad. Quizá por el tipo de información que manejamos así se ha mantenido. Yo he entrevistado, entre otros, a Roque Valero, Hany Kahuam o Winston Vallenilla, que son figuras alineadas con el gobierno y les he hecho las mismas preguntas que les haría si yo estuviera en otro medio.

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Yolimer Obelmejías entrevistando a Ruddy Rodríguez

.- ¿Cómo ha afectado la crisis del país al sector del entretenimiento?

.-Lo que más se ha visto afectado es la industria musical y los conciertos. Hay una sequía importante desde hace por lo menos tres años. Ya no vienen grandes figuras a Venezuela, que solía ser una plaza fija en las giras de los cantantes. Nuestro país ya no figura en las giras de nadie. Ni Shakira, Ricky Martín o Marc Anthony pasan por aquí, van a países vecinos.

En cambio, se ha potenciado el teatro. Hay iniciativas como Urban Couplé, Trasnocho que han incrementado su actividad. En el interior del país también pasa en sedes teatrales. Todavía quedan comediantes que aún giran por Venezuela.

 El cine venezolano se ha defendido como ha podido. Hay un esfuerzo por seguir haciendo películas. No me meto en el tema de la calidad, pero sí en que es una industria que persiste. Ha habido taquillazos como “Papita, maní y tostón”.

Por otra parte, la televisión venezolana da tristeza. Todo son refritos, telenovelas viejas y repetidas una y otra vez. Sobreviven los magacines “Portadas” en Venevisión y “Lo Actual” en Televen.

“Sábado Sensacional” no es ni la sombra de lo que fue en su día. Se centró en hacer realities y concursos, pero nada de grandes figuras visitando el programa.

Durante años tuvimos las cifras de medición de audiencia AGB, que nos daban estadísticas sobre el rating. Desde hace mucho tiempo no tenemos cifras de nada, no podemos analizar datos.

Los actores, por su parte, se han buscado el camino internacional. Los que se han quedado insisten en el teatro, en producciones independientes, algunos hacen publicidad e intercambios en redes sociales. Y, por su puesto, hay nuevos talentos que surgen en todos los sectores. No todos tienen una industria que los apoye por detrás, algunas nacen en redes sociales.

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Obelmejías con el humorista Américo Navarro

.-Ahora que mencionas las redes, como consumidora veo que hay portales que se nutren solo de las riñas que ven entre los artistas en Instagram o Twitter. Ni siquiera los llaman para confirmar nada. ¿Cómo evalúas esta práctica?

.-A ese tipo de cuentas y webs solo les mueve el tráfico, el ansia por el click y por los seguidores. No les interesa trabajar el contenido y allí no hay periodismo. Se buscan el alcance y la polémica.  Eso que pasa en las redes también es un reflejo de cómo está el país.

Por otra parte, están los haters. Es triste que desde cuentas anónimas se ataque a los talentos venezolanos, se mueva el morbo, se manifieste el odio a través del teclado. Hay ciberturbas que lo que quieren siempre es cacería de brujas. Se sienten impunes.

.-¿Qué te han dicho tus fuentes sobre este tipo de cuentas y de ataques constantes?

.-Los artistas con quienes he hablado del tema me dicen que es desgastante. Es obvio, porque una cosa es saber que estás expuesto por tu trabajo a que la gente opine (bien o mal) y otra es que haya prácticas perniciosas de odio, de sacar temas hirientes y de ver que hay colectivos que no se sacian al hacer daño.

Por ejemplo, a Daniela Alvarado constantemente la atacaban por su peso. Ella se defendió siempre diciendo que su talento es lo que le ha valido para trabajar como actriz. Finalmente se sometió a una cirugía bariátrica por temas de salud. He leído comentarios como “Me caías mejor cuando eras gorda”. Entonces, se trata de personas que se sienten con total impunidad delante de un teclado. Luego vas a esas cuentas de haters y su perfil es privado y la biografía dice “Creo en Dios”, cosas así. Los atacados están en posición de desigualdad porque muchas veces no les pueden responder.

Lo hablé también con Maite Delgado hace poco. Ella lo resumió muy bien. Me dijo que todo se reducía a la educación. Sin referirse a estatus socioeconómico, sino a lo que te han enseñado en tu familia sobre el respeto por el otro.

.-Algo curioso y gratificante que te haya pasado en estos últimos años en la fuente.

.-Que Oswaldo Montañez, organizador del certamen Miss Tierra me llamara para cubrir la alfombra roja del concurso en vivo. Yo pensé que estaba de broma. Hasta que un día me llamó y me preguntó si ya tenía el vestido y todo listo. Yo crecí viendo a Joan Rivers en E Entertainment Television haciendo eso y me encantaba, pero no pensé que yo lo haría alguna vez debido a mi baja estatura, mi peso y que eso no cumple con ciertos cánones televisivos. Sin embargo, me pidieron hacerlo, fue un reto, mucho nervio, pero lo disfruté mucho y me di cuenta de que, a veces, los obstáculos nos los ponemos nosotros mismos.

.-¿Qué tal el trabajo periodístico durante la cuarentena?

.-Me da risa que la gente dice que está aburrida en su casa. ¡Yo tengo tres trabajos! Hago guardias los fines de semana. Tengo que escribir entrevistas largas, reportajes, proponer temas propios, exprimirme la cabeza pensando en buen contenido para mis audiencias. Además de eso, hay que sumarle las fallas de internet, porque ahora hay que hacer muchas cosas por Whatsapp, Zoom o por Skype y aquí la banda ancha en un desastre. Esto retrasa mucho el trabajo. Yo no he tenido tiempo de aburrirme durante el confinamiento (risas).

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Yolimer y el equipo de «Sábado en la Noche»

Entrevistas

David Placer: El periodista que convirtió a Venezuela en su fuente

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David Placer es el autor de los libros «Los Brujos de Chávez» y «El Dictador y sus demonios»

Briamel González Zambrano

La noche antes de entrevistar a David Placer tuve una pesadilla con el teniente Diosdado Cabello. Él repetía en televisión la frase: “Si no les gusta la inseguridad del país, que se vayan”, y yo me enfadaba viéndolo. La escena se repetía en bucle. El funcionario chavista dijo eso en la vida real en el año 2012. Supongo que apareció mientras dormía porque horas antes (para documentarme) vi un vídeo en donde Cabello arremetía contra Placer por su libro “Los Brujos de Chávez”, una obra que expone el mundo de superstición y hechicería que rodeaba al extinto presidente venezolano.

Me cito con Placer por videollamada en medio de la cuarentena. Ambos estamos en nuestras casas en Madrid y entablamos la charla para hacer un recorrido por su vida como migrante y como periodista en España.

David (Caracas, 1978) es hijo de españoles que se establecieron en Venezuela en 1973. Estudió Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela y en agosto de 2002 (tan solo un año después de graduarse) llegó a vivir en Barcelona gracias a la beca Reina Sofía, que cubría la matrícula de su máster en Comunicación Empresarial en la Universidad Pompeu Fabra.

.-¿Qué tal la experiencia de migrar a Barcelona?

.- Se debería pagar el doble por ser migrante allí (risas). Es más complicado porque llegas a un lugar que no es el país que tú pensabas. Cuando yo llegué no había casi venezolanos. El sistema de medios de comunicación es muy cerrado. Hablar catalán es obligatorio si quieres integrarte. Yo lo aprendí porque comprendí que vivía allí y que esa era la manera de adaptarme. No tenerlo era un obstáculo para muchas cosas. Si yo preguntaba en castellano en una rueda de prensa, todos los compañeros se giraban a verme.

.-Pero te fuiste quedando…

.-Claro, no quiero decir que fuese malo, sino que es un poco más complejo. Después de la Pompeu Fabra, hice otro máster en la Universidad de Barcelona.  Vi que tenía prácticas (pasantías) y que era la forma de entrar a trabajar en un medio. Así conseguí ingresar a  El Periódico de Cataluña, primero como becario durante un año. Luego de una ruda competencia con mis compañeros, obtuve un año de contrato ya como periodista.

.- ¿Cómo lo conseguiste?

.-Empecé a proponer temas propios sin que me mandaran. A presentarlos ya reporteados y escritos. Recuerdo, por ejemplo, que propuse el conteo de los votos de los gallegos en Venezuela cuando las elecciones en Galicia a las que se presentaba Manuel Fraga. Me esforcé muchísimo. Eché muchas horas y energía, la verdad. En total estuve siete años en El Periódico de Cataluña. Saltando un poco de contrato en contrato, pero no me quejo. Fue una experiencia muy buena.

.-¿Qué fuente cubrías?

.- Me asignaron la sección “Gran Barcelona”, que implicaba cubrir el extrarradio de la ciudad. Empecé a escribir sobre drogas, migración, pandillas latinas. Entonces eran tiempos convulsos con esos temas. Los medios no solían entrevistar a los miembros de las organizaciones delictivas. Yo lo empecé a hacer con frecuencia. Me hice experto en esos conflictos. Hasta que un día una alcaldesa socialista pidió mi cabeza porque estaba tocando temas espinosos de su municipio. Yo no lo supe sino hasta después de que me habían quitado la fuente y había decidido irme del periódico.

.-¿De allí de fuiste al portal Economía Digital?

.-Sí, otra oportunidad muy buena para conocer el mundo empresarial y de los negocios, que era desconocido para mí.  Ya por esa época empezaba a despuntar el tema del independentismo. Me empezó a aburrir un poco el hecho de que esa situación lo fuese minando todo. Pedí en el periódico que me trasladaran a Madrid, pero me dijeron que no había ninguna plaza disponible.

.-¿Qué hiciste?

.-Seguir esperando. Las navidades de 2012 fui a pasarlas en Venezuela. En una comida con mucha gente un militar empezó a contar abiertamente todo el tema de los ritos de brujería que se hacían en Miraflores. A mí me llamó mucho la atención. Quise plantear un reportaje y lo comenté con Juan Carlos Zapata (periodista y editor de Konzapata.com). Él con su buen olfato me dijo que no quemara el tema en un trabajo corto, que investigara y que seguro habría material para un libro.

.-¿Así nació entonces el proyecto del libro «Los Brujos de Chávez» ?

.-Sí. Como estaba en esa situación de querer irme de Barcelona, me plantee que sería bueno ir a Venezuela para hacer la investigación. Lo hice, y cuando estaba allí me llamaron de Economía Digital para decirme que aprobaban mi traslado a Madrid. Así que salió todo bien.

 

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-¿Entonces no es que lo esotérico te atrajera especialmente sino que el tema casi que te encontró a ti?

.-Me parece un poco mística tu pregunta (risas). A mí lo esotérico para nada me atrae en lo personal, pero en cuanto empecé a investigar me pareció fascinante descubrir que un tipo como Chávez era tan supersticioso y que hubiera tantas evidencias de eso y que una persona con ese tipo de convicciones dirigiera un país. Que Cuba aprovechara esa característica de Chávez para llevar babalaos, que en realidad eran espías en las alturas del poder. Todo era una fuente inagotable de historias.  Además, era muy fácil hablar con la gente en Venezuela. Para los entrevistados, yo era un tipo que venía de España y que quería saber este aspecto de la vida del presidente. La gente me lo contaba sin miedo. Todos muy abiertos.

Descubrí el salón de la patria. Me hice pasar por un estudiante de arte que iba a ver unos murales que hay en el Palacio de Miraflores. Yo había contactado al artista por mail y el tipo me había contestado, pero no me dio cita. En la puerta del palacio mostré el mail y me dejaron pasar. Lo que vi allí, que está a la vista de todos, fue impresionante. Lo relato en el libro.

.-Luego seguiste tratando lo religioso en «El Dictador y sus demonios»

.- En realidad este otro libro es una continuación del primero. Era el camino natural a seguir para ver la vinculación de quienes gobiernan Venezuela con este tipo de ritos y cómo influye esto en sus comportamientos. Si bien Hugo Chávez se iba por la brujería, Nicolás Maduro rinde culto a Sai Baba. Allí había otro hilo conductor para investigar.

.-¿Cuál fue el gran hallazgo en tus libros?

En “Los Brujos de Chávez” fue entrar a Miraflores y constatar que todo lo que me habían contado las fuentes era cierto. Lo vi con mis ojos. Otro hallazgo fue confirmar la superstición de Chávez, que tuvo siempre su bruja, a la que hacía consultas para tomar decisiones.

En “El Dictador y sus demonios” el hallazgo fue ver el contraste entre la religión de Maduro y la vida real que llevan. Profesan la paz y su gobierno está lleno de torturadores, violadores de derechos humanos. Maduro se llevó a su gurú de La India a Miraflores. Yo viajé hasta La India para investigar este entramado. Está en el libro.

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David Placer con Laureano Márquez en Madrid

.-¿Te han demandado por alguno de los libros o refutado tus afirmaciones?

.-Nadie ha dicho nada. Recibo ataques de perfiles raros de redes sociales y un pastor evangélico que entrevisté quiso desdecirse, pero yo tengo la grabación con sus palabras. Sin embargo, nadie desmintió ni una línea.

.-¿Qué tal el cambio de mudarte a Madrid después de once años en Cataluña?

.-Fue como cambiar de país y de vida. Dejé mi juventud en Barcelona. Viví entre los 23 y los 34 años allí. Llegar a Madrid fue sentir que se habla tu idioma. Tuve que armar de nuevo mi red de contactos, pero me encanta vivir aquí. Ya llevo casi siete años en la capital.

.-¿Cómo pasas a centrarte tanto en cubrir el tema de los venezolanos en España?

.-No fue algo pensado. De hecho, no me llamaba la atención trabajar en medios relacionados con temas de Venezuela. Sin embargo, somos una comunidad en crecimiento, de más de medio millón de personas. Me di cuenta de que había demasiado para contar y que yo lo podía hacer desde mis propias plataformas. Me atrajo la idea de hacerlo sin trabajar para otros. Me autoedité dos libros porque me di cuenta de que con las editoriales perdía dinero. Con las noticias me está pasando lo mismo. A través de mis redes sociales voy relatando lo que le pasa a la comunidad venezolana residente en España.

.-En tu cuenta de Instagram tienes más de 40.000 seguidores a quienes les hablas de casos como la vida de Los Bolichicos en España, El Pollo Carvajal, los refugiados venezolanos… Durante la pandemia sacaste “Cuarentena en Positivo”, una serie de entrevistas para buscar el lado amable de estar aislados en casa. ¿Hacia eso apunta tu carrera? ¿Hacia tu marca personal independiente de medios?

.-Sí. Al principio da un poco de pudor porque hay cierto prurito de periodista de que cómo te vas a hacer promoción a ti mismo, pero ya se me ha quitado porque entiendes que el público espera un buen contenido y es tu aliado en ello. Yo mismo diseñé, por ejemplo, mi gira de medios para hablar de mis libros. Así que siento la confianza para impulsar mi propio proyecto. De hecho, para “Cuarentena en positivo” conseguí mis primeros clientes publicitarios. De manera que, mientras no haya un conflicto de intereses entre lo que yo cuento y los patrocinadores, se podrá hacer y hacia eso estoy trabajando. El periodismo de hoy puede tener este tipo de opciones y entenderlo es clave.

 

.-¿Qué diferencias ves entre el periodismo que se hace en Venezuela y el de España?

En Venezuela hay noticias cada minuto casi. La realidad es muy elástica y lo que pasa en la mañana, ya se ha transformado en la tarde. Siempre tienes como mínimo cinco noticias potentes que son candidatas a ser “apertura”. En Venezuela hay más material, más conflicto. En España, por el contrario, a veces hay que forzar los temas. Además hubo cuarenta años de franquismo, la gente suele tener cierto miedo a hablar. En mi experiencia como reportero aquí he visto mucho eso. En cambio en Venezuela se explayan, cuentan todo. Por lo menos cuando estuve por lo del libro. No sé si ahora sigue igual.

Además en Venezuela se está haciendo con muy pocos recursos un periodismo de investigación de mucha altura que se está ganando premios en todas partes, hablo de la gente de Armando.info y de El Pitazo, por ejemplo. Aquí en España vamos muy justitos en esa materia. No veo grandes trabajos investigativos, en profundidad, sobre los temas más destacados. Creo que hay un periodismo un poco apoltronado, muy cómodo. Aunque hay intentos incipientes por mejorarlo.

.-¿Cuál de los casos sociales de refugiados venezolanos en España te ha impactado más?

(Suspira. Piensa un poco.) Han sido tantos, pero te diría que el caso de los tres hermanos que se vinieron dejando la carrera universitaria a medias para dormir aquí en la calle. Chicos con educación, clase media, que no se querían quedar en Venezuela porque lo sentían como una condena al hambre. Este caso me hizo pensar mucho en que pude ser yo. Estos tres chicos durmieron en la calle hasta que los reubicaron en un piso en Sevilla. Estoy muy seguro de que saldrán adelante porque tienen la fuerza, la energía, las ganas y el ánimo para hacerlo.

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Un enorme reflector: ¡Spotlight!

A Tamoa, Lisseth , Laura, David G y Joseph P.

Briamel González Zambrano

Llevo años enamorada del actor Mark Ruffalo a pesar de que ha hecho películas malísimas, Pero también las tiene muy buenas. Así es el amor, si él está en el cartel, veo la cinta. La más reciente que vi fue «Spotlight» hace un par de días y… claro, caí rendida. Ya no por ese gesto que hace con la boca cuando se molesta y su dulce sonrisa, sino porque me hizo recordar a varios amigos y su mal genio cuando un trabajo periodístico estaba en peligro de no ser publicado o de ser destapado por la competencia antes de tiempo.

La película, ya galardonada en los premios SAG y una de las favoritas para los Oscars, reivindica el trabajo del periodismo de investigación. Además tiene la fortaleza y el impacto de estar basada en hechos reales que le hicieron ganar un premio Pulitzer a un equipo de reporteros del periódico Boston Globe por reventar el tema de la pederastia dentro de la iglesia católica.

Mientras la veía, pensé y recordé momentos, amigos y las muchas presiones que reciben los periodistas de investigación en Venezuela. Tantos y tantos casos que son noticia un día y no hay seguimiento porque no se tiene tiempo, dinero o porque no interesa al poder. Temas como el asesinato del fiscal Danilo Anderson, los desfalcos y el latrocinio del gobierno venezolano en temas como Mercal, la red Bicentenario, el Plan Bolívar 2000, las misiones, las cuentas de PDVSA. Tantas y tantas cosas que quedan aún por ser reveladas. También sonreí al recordar aquellas que sí se han publicado y han puesto freno a exapruptos del poder, por ejemplo: Maletines llenos de dólares rumbo a Argentina, Los Bolichicos, El nepotismo de Cilia Flores, Obras asignadas sin licitación y un etcétera donde aparecen firmando los textos grandes, admirados y entrañables amigos.

De ahora en adelante, hay que mandar corriendo a ver «Spotlight» a aquel que aún repita esa vieja consigna de: «La libertad de expresión es un problema de los periodistas, allá ellos si se quedan sin trabajo y sin medios». Sepa usted que sin esa contribución de unos reporteros insistentes, apasionados, comprometidos y, por qué no decirlo, muy tercos, no se sabrían las inmundicias que se comenten con el dinero público y desde distintas esferas del poder.¡Larga vida a todos los Spotlight que existen en la vida real, en redacciones reales!

 

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El papá de la periodista

Briamel González Zambrano

Durante los álgidos y azarosos días de abril de 2002 en Venezuela corrieron rumores, angustias y también, como bien se sabe, sangre.  Los reporteros que ejercíamos en Caracas por aquél tiempo vivimos en directo la convulsión de un país y sus instituciones.  Los teléfonos móviles nos iban a estallar, las baterías nos duraban poquísimo, la adrenalina se incrementaba a borbotones. Nos estremecíamos con cada reporte de los compañeros y con los propios. Usamos chalecos antibalas, nos santiguábamos al salir a cubrir las informaciones.

Apenas supe que Chávez volvería al poder, tras el paso rasante y fugaz de Pedro Carmona por Miraflores, llamé a mi familia que, para ese momento, vivía en Puerto La Cruz.  Les conté la versión y les di la orden: “No salgan de casa. Chávez vuelve y dará una rueda de prensa en breve. Todo es confuso y turbio”. Mi padre, viéndome aún como a una niña, me respondió: “Esos son rumores, hija. Quédate quieta. Eso no es verdad. Él renunció. Lo dijo Lucas Rincón”. Y yo  le dije airada y a punto de grito: “Mira papá ¿quién es la periodista? ¿Quién es la que está en Caracas en el lugar de los hechos? ¡Hazme el favor de no moverte de la casa!”. Colgué el teléfono.

Meses después de aquella vorágine, mi progenitor me contó que reflexionó al yo cortar la llamada. No me hizo caso y se dirigió al quiosco de la esquina. Allí comentó casi como una infidencia: “Mi hija, la periodista, dice que el hombre regresa. Que va a hablar dentro de poquito y que la cosa está muy fea”. Ante la exactitud de aquella información, el quiosquero y los vecinos le concedieron a mi padre un nuevo estatus.  A partir de ese momento dejó de ser el doctor González para convertirse en “El papá de la periodista” y lo acosaban a preguntas para saber qué le contaba yo sobre la situación del país.

Creo que eso mismo ocurre a los padres de muchos de mis amigos reporteros. Una vez escuché que en la Hermandad Gallega de Caracas se quedaban oyendo las conversaciones de la madre de Carla Angola por si decía algo que le comentara su hija y que fuera un dato sobre la posible caída del gobierno.  Nuestros padres se convierten en nuestros portavoces, ganan seguidores y cierto prestigio de informantes entre sus congéneres. La recentísima partida de mi padre me ha revuelto este recuerdo dulce de su carácter amable y ocurrente.

Hoy en el día del periodista en Venezuela y el segundo aniversario de La Rorra en el teclado se me ha antojado regalar esta anécdota que refleja el carácter de nuestros padres que, en muchos casos, son los clarísimos culpables de que hayamos estudiado periodismo. ¡Feliz día compañeros!