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Mi país posible

Briamel González Zambrano

Hoy se cumplen 20 años desde que el gobierno del oprobio y la desolladura ganó las elecciones en Venezuela. Yo tenía 20 años y aquella fue la primera vez que voté y, desde luego, no lo hice por aquel hombre que años atrás había aparecido con un uniforme dando un golpe de Estado. No voté por él debido a su condición de militar («Deben estar siempre en los cuarteles» decía mi abuela y crecí oyéndole eso), y al tono de su discurso.

Han sido 20 años de destrucción de muchas cosas. Mirar atrás y dar cuenta de ello escuece. Por eso quiero pensar en el hoy y en la gente que está trabajando en ese presente y en la esperanza. En esta fecha que marca el inicio de una etapa turbulenta (¿cuándo no la hemos tenido?) a mí lo que me apetece es reseñar lo bueno de Venezuela que veo a mi alrededor. Perdónenme el optimismo, pero no siempre soy así y hay que aprovechar esos pequeños momentos de luz.

Mi país posible estaría lleno de gente que conozco y en la que me reconozco y veo un talento que puede empujar a lo nuevo que ocurra alguna vez.

Mi país posible está en Laureano Márquez y Eduardo Sanabria (Eddo) que acaban de lanzar su libro  «Historieta de Venezuela. De Macuro a Maduro» y que es una maravilla . Tiene la erudición de Márquez y los trazos saltarines y divertidos de Eddo. Aparecen los personajes de la Historia de Venezuela que estudié en el colegio y de quienes mi padre me contaba anécdotas. Aparecen los políticos, aparecen las estrellas de la época dorada de la televisión.

Mi país posible está en el trabajo de años y esfuerzo de Valentina Quintero, premiado recientemente con un reconocimiento de la BBC. Tiene su recompensa llevar décadas recorriendo el país, sus sitios, sus sabores, sus olores y su gente.

Mi país posible está en mis amigos periodistas venezolanos que siguen en el país y en los que se han ido, pero siguen hablando de los casos de Venezuela. Pienso en Unión Radio, Efecto Cocuyo (premiados en cuanto certamen se presentan), en Univisión, en Runrunes, El Pitazo, en mi comadre Mirelis Morales que desde Perú cuenta lo que vive la diáspora allí. Mis amigos de Armando.info y los grandes casos que han destapado. Pienso en Venezuelan Press, aquí en España y todo lo que hace por los periodistas.

En mi  país posible habitan las letras de Juan Carlos Méndez Guédez, Juan Carlos Chirinos, Leonardo Padrón, Alberto Barrera, Doménico Chiappe, Adriana Bertorelli, Michelle Roche, Karina Sainz, y Eduardo Sánchez Rugeles, quien, por cierto, ayer relanzó en Madrid su novela «Etiqueta azul».

Mi país posible está en mis amigos que siguen en Caracas por decisión propia y que son voluntarios en fundaciones y oeneges como Doctor Yaso, Cruz Roja y Casas Hogares.

Mi país posible está en los músicos que siguen componiendo, trabajando y haciendo conciertos en Venezuela. En los artistas plásticos, en los actores, las actrices, en los bailarines y en los cineastas.

Mi país posible está en los médicos que siguen en los hospitales viendo y tratando auténticas tragedias.

Mi país posible está en los profesores universitarios, en los maestros, en los docentes, en los agricultores, los ganaderos, los hosteleros, a los empresarios honestos en general.

Mi país posible está en mis amigos del colegio, hoy regados por el mundo y unidos a golpe de un click del móvil. En mis amigos de la universidad que destacan en diversas áreas de la comunicación y la literatura. Mis amigos que regados por el mundo aún marcan el código telefónico 0058 porque al otro lado están los afectos.

Mi país posible está en los tercos y tercas que no se doblegan y hacen proyectos, fundan empresas e insisten a brazo partido sin robarle un duro a nadie, sin meterse en guisos, sin conexiones dudosas.

Se cumplen 20 años del comienzo de la demolición, pero yo pienso en quienes van a recoger cada pedazo para armar una pieza nueva, limpia, mejor.

Perdonen ustedes el optimismo y la ingenuidad. A veces soy así.

El libro de Laureano Márquez y Eddo Sanabria estará próximamente a la vente en internet