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Daniela Páez: Vivir conectando a los venezolanos en España

Daniela Páez solo tiene un año en Madrid y ya cuenta con 63.000 seguidores
Briamel González Zambrano

Daniela Páez es una caraqueña nieta de españoles que nunca se sacó el pasaporte europeo. Cuando cumplió 21 años perdió la opción de obtener la nacionalidad de sus abuelos a través de la Ley de Memoria Histórica. Tenía 28 años cuando decidió que se iría de Venezuela y empezó a informarse de las posibilidades de obtener una documentación que le permitiera vivir en España. Ese proceso de investigación la llevó a infinidad de páginas web y a bufetes de abogados que no la orientaban bien, y en el consulado español de Caracas sintió que le daban la espalda. Esta falta de información clara y precisa la llevó a crear la cuenta de Instagram llamada “Venezolanos en España” en junio de 2015, justo un año antes de migrar a tierras ibéricas.

En la red social comentaba todos sus trámites, sus tropiezos y sus aciertos, que han sido muchos. La comunidad empezó a crecer y a día de hoy suman 63.000 seguidores que cada día le consultan sobre oportunidades de trabajo, cómo buscar vivienda, cómo acceder a servicios sociales y, en definitiva, cómo es la vida en España. Daniela pasa entre tres y cuatro horas cada día contestando estas preguntas y ayudando a los compatriotas sin ningún ánimo de lucro.

Páez, ingeniero de profesión, desarrolló su carrera en Venezuela en el área del marketing digital. Tenía un buen trabajo, coche y había comprado su casa junto a su novio. Aterrizó en Madrid en julio de 2016. Nos encontramos en su oficina para hablar de su experiencia manejando las redes y asesorando a los inmigrantes.

Una de las imágenes que diseña Daniela en «Venezolanos en España»

.- Sé que la pregunta es una obviedad, pero cada caso es diferente. ¿Por qué te fuiste de Venezuela?

.-No podía ni siquiera ponerle las rejas a mi casa que estaba para estrenar, no teníamos cómo amueblarla. Teníamos buenos trabajos, pero no había cemento ni cabillas, y cuando había los precios eran impagables. Eso me frustró mucho. La gota que colmó el vaso fue que vi desde mi carro cómo atracaban a un señor con pistola a la una de la tarde y me puse a temblar. Decidí que no podía seguir viviendo así.

.-¿Ha sido muy complicado para ti volver a empezar y conseguir la documentación?

.-Apenas tengo un año y pocos meses en España, pero a todo lo veo su lado positivo y sus enseñanzas. Yo metí currículos antes de venirme y tuve entrevistas desde Caracas. Cuando llegué conseguí empleo. Tuve tres trabajos a la vez y ahora soy autónoma (freelance). Lo de los papeles sigue siendo un parto. Mi madre, que es hija de españoles, se vino y obtuvo su pasaporte español. Yo hice una solicitud de “arraigo por situaciones excepcionales”, pero fue muy difícil averiguar cuál era el trámite exacto que mi hermano y yo teníamos que hacer para estar legales, por eso decidí ayudar a través de la cuenta de Instagram, porque no encontraba cómo informarme. Luego abrí el Facebook y hace poco el Twitter. Estamos trabajando en la web y eso viene pronto. Vi que había medios de comunicación dirigidos al público venezolano, pero no redes sociales que unificaran las dudas. Ahora hay más, algunas son compradas (que no es mi caso) y otras tienen detrás un trabajo de hormiguita, como la mía.

.-¿Cuáles son las consultas que más se repiten?

.- Las consultas que más se repiten están relacionadas con oportunidades de trabajo. Yo publico ofertas laborales que me llegan y las comparto con la gente. Quisiera aprovechar para sugerir que no me hagan preguntas abiertas como “¿Se consigue trabajo en España?”. A esos no les respondo. Quiero decir, hay que acotar lo que quieres saber. Deben decir si tienen papeles, si no tienen, cuál es su profesión y edad, y en qué campos están dispuestos a trabajar.

Tampoco respondo a las consultas del tipo: “Soy ingeniero con diez años de experiencia, me gustaría trabajar en una petrolera y ganar más de 50.000 €”. La gente tiene que ubicarse y saber bien a dónde se van, las condiciones de la economía y los salarios.

.- ¿Cuál es la consulta más rara que te han hecho?

.- (Piensa. Levanta la mirada al techo. Sigue pensado. Suspira.) No se me ocurre la más rara, pero sí te puedo decir que la que más me conmueve es la de gente que se viene por casos de enfermedad y escasez de medicinas. La emergencia médica que hay en Venezuela es terrible, así lo quiera negar el gobierno.

Hay un muchacho que está esperando un trasplante de corazón. Se vino con su novia y vive en el hospital Gregorio Marañón porque no tiene dónde vivir. Hubo un caso de una niña con cáncer, ella recibió ayuda, pero al final falleció. Esos casos me parten el alma y trato de movilizar a la comunidad que me sigue para que colaboremos.

También me conmueven mucho las personas mayores que se vienen y se están reinventando con ilusión. Por ejemplo: “Soy ingeniero y ahora hago tartas, estoy a la orden”. Porque de unos años para acá la gente se está viniendo con un nivel de desesperación enorme, algunos sin averiguar bien lo que se van a encontrar en el país al que llegan. Hay de todo. Yo siempre les recomiendo informarse bien a dónde se van.

.-¿Hay casos muy duros en ese sentido, no?

.- Sí, muchos dramas. Hay casos reales y otros que no lo son. A mí me disgusta que se acerquen a mí planteando su caso desde la lástima. “Me botaron de mi casa, consígueme un trabajo, no tengo dónde dormir”, sin decirme en qué está dispuesto a trabajar o qué quisiera hacer.

Insisto en que recomiendo mucho a la gente que evalúe la migración. Están los países latinoamericanos en donde no necesitan una visa para trabajar o por lo menos no es tan complicado como aquí. En España están negando las visas de estudiantes desde hace un tiempo y nadie sabe cuál es el filtro que hace el consulado en Caracas.

Recomiendo que evalúen Colombia, Chile, Argentina… Allí el proceso no es tan complicado siendo de la región. El venezolano se mete en la cabeza que o se va a Estados Unidos o a Europa. En realidad hay más opciones. Yo me vine para acá porque tenía una forma de hacer los papeles a través de mi mamá. Si no, me hubiera ido para Chile o Argentina.

.-Las redes sociales son un caldo de cultivo para diatribas y polémicas constantes. ¿Cómo llevas esto?

.- La gente a veces caen a un nivel tan bajo, tan poco profesional… Hay esos a quienes les encanta las polémicas, las telenovelas. Veo cosas muy irrespetuosas, desagradables y tóxicas. A veces hay personas muy groseras que dicen cosas como: “No publiques fotos de comida porque en Venezuela hay hambre” o “¿Cómo se te ocurre ir a una fiesta y poner la foto si aquí mataron a diez estudiantes ayer?”. Esos tonos que son terribles y no aportan nada. Yo no les respondo. No tengo que dar la explicación de que todo lo de Venezuela nos duele, pero seguimos viviendo nuestras vidas.

.- Pero también habrá gente agradecida ¿no?

.- Es poca. A veces pienso en dejarlo porque me desanima eso. No es que quiero que me hagan una estatua, pero si te ayudé a conseguir casa o trabajo me gustaría que me lo hicieras saber. Hacer las respuestas me lleva tres horas al día. Esto no me genera ninguna retribución económica.

.-¿Quéeee? No lo dejes. Creo que tu cuenta cumple con un servicio muy valioso para los venezolanos.

.- Es que de cien correos que respondo a la semana, solo 10% me responde con gracias. Es desagradable. Yo no les cobro, pero al menos espero algo de agradecimiento. La que es agradecida es muy linda, pero es un porcentaje muy mínimo. Lo que me hace quedarme es que esto me hace feliz, escribir los post y hacer estas redes, pero me quita tiempo. Han aparecido demasiadas cuentas. Y hay muchas que no son reales, que tienen seguidores comprados.

.-¿Qué tal la vida como autónoma (freelance)?

.- (Risas) Me encanta. Llevo poco tiempo, pero era lo que yo quería. He montado mi empresa de marketing digital. Ahora mismo mis clientes son venezolanos y me han llegado a través de la cuenta de Instagram.Hago logos, hago redes sociales, plataforma digital, soporte off line, captación de clientes, tarjetas de presentación, diseño. Creo que mi pasión es diseñar, es donde encuentro el flow. Siendo autónoma he encontrado la libertad que buscaba, no ser empleada y usar el tiempo como yo quiero. Mi objetivo profesional es producir dinero, que el dinero trabaje para mí.

 

.-¿Cómo te imaginas tu futuro? ¿Te ves en España?

Es una pregunta complicada porque  pienso en formar familia me cuesta asumir que tendré hijos en esta sociedad. Cuando veo a los adolescentes y a los niños, no sé…

.-Los adolescentes son adolescentes en todas partes del mundo

Sí, pero aquí hay mucha libertad y allí hay más soporte familiar, unión y hay más comunicación. Aquí los niños pierden ese nexo con los padres.  Yo veo aquí cosas que me escandalizan.

.-Pero tus hijos serán tuyos y los criarás como tú quieras…

Sí, pero el entorno ayuda. El colegio, los amigos. Todo me preocupa y es muy loco porque cuando pienso en familia pienso en Venezuela, pero a la vez no quiero regresar. Quisiera que mis hijos tuvieran lo que tuve yo: abuelos, familia reunida, navidades con gentío.

.-Creo que esa conversación sobre los niños la tendremos más adelante (risas). Por el momento, ¿qué les dirías a los inmigrantes que se están viniendo?

 

Que se informen bien sobre las posibilidades que hay en el país de destino. Que hagan las preguntas acotadas. Que hay algo que se llama Google y que es bastante útil (risas). Hay información que está en todos lados. Que si eres español por herencia, la información para ti está en todos lados y el consulado no te dará la espalda. También les digo que a donde vayan entreguen lo mejor de sí mismos, que se adapten, que abran los brazos a ese nuevo destino. Que no traigamos los vicios sino lo mejor, las virtudes de los venezolanos.

Coordenadas:
Daniela dedica 3 horas diarias a atender solicitudes de venezolanos inmigrantes o que quieren migrar