Entrevistas, España, Migrantes

 “El venezolano es un excelente pagador y un cliente cumplido”

Juan Pedro Mancin, socio fundador de la empresa Reddo Credit, dejó atrás una vida de veintiún años en Estados Unidos para emprender en Madrid. Su compañía otorga préstamos rápidos y diseña productos financieros para la comunidad venezolana migrante en España. Ya han dado un millón de euros en créditos.

Juan Pedro Mancin, CEO de Reddo Credit, una empresa que otorga créditos a venezolanos en España

Briamel González Zambrano

Mientras hacía hallacas con su familia y un grupo de amigos en Madrid en diciembre de 2019, Juan Pedro Mancin (Caracas, 1977) empezó a macerar la idea de un emprendimiento relacionado con créditos rápidos para venezolanos residenciados en España. En enero de 2020, se reunió de nuevo con sus compañeros y no pararon de moldear el proyecto, investigando al mercado, los competidores y las posibilidades de éxito. El estallido de la pandemia de Covid no les detuvo. En mayo, plena efervescencia de confinamiento, Mancin y sus seis socios registraron la empresa y así nació Reddo Credit, una compañía que otorga préstamos rápidos a migrantes.

Antes de llegar a Madrid en 2018, Mancin vivió veintiún años en Boulder (Colorado, Estados Unidos). Allí estudió Administración en la universidad y trabajó como director en una empresa de telecomunicaciones. También emprendió con un restaurante y fue franquiciado de una cadena de pizzerías. En lo personal, se casó con su novia venezolana, que se fue a vivir con él a Estados Unidos. Tienen dos hijos que hoy tienen quince y once años respectivamente.

.-¿Por qué te viniste a España?

.- Quisimos tener la experiencia de vivir en Europa. De dar un cambio y la oportunidad a nuestros hijos de que vieran otra forma de vivir. Mis chamos son gringos, aunque siempre los llevé a Venezuela para ver a la familia, hablan español, comen arepas, pero crecieron en Estados Unidos y su mentalidad es la de allá. Mi esposa y yo queríamos también que vieran otras cosas. Ellos ya de mayores decidirán lo que deseen hacer. A mi hijo mayor le gusta mucho el fútbol así que está fascinado con el cambio (risas). A la pequeña le costó más al principio, pero ya está contenta también.

.-¿Por qué decides con tus socios diseñar una empresa destinada a venezolanos?

.-Cuando llegamos algunas personas nos sugirieron que emprendiéramos en hostelería, por ejemplo, pero pensamos que es un sector que los españoles tienen muy bien controlado y que sería mejor buscar un área donde aportáramos algo distinto. Así que, por una parte, nos parecía obvio que había un mercado con los venezolanos que nadie estaba explorando. Somos también migrantes. Sabemos que a mucha gente le cuesta ser tomado en cuenta por la banca tradicional. Por otra, tenemos una idea fija que es hacer país fuera del país. Quiero decir, para nosotros hacer que un venezolano prospere con estos préstamos, que monte su emprendimiento, que consiga pagar una deuda sin estar ahogado, que se compre una furgoneta, todo eso es también ayudar a Venezuela en buena medida. Evidentemente somos una empresa y buscamos obtener buenos resultados, pero lo que hacemos también tiene un impacto social.

.-De hecho, fuimos a la Web Summit en Lisboa, un evento dedicado a emprendimientos fintech (de tecnología financiera) y nos dieron el premio de “Startup de Impacto” generando aporte a la integración. El premio lo tenemos puesto en la oficina y me da mucho orgullo cuando lo veo. Lo hemos conseguido en muy poco tiempo, pero con mucho trabajo.

.-¿Qué se necesita para solicitar un crédito a Reddo Creddit?

.-Tener más de 18 años, tener documentación y rellenar el formulario que está en nuestra web. Hacemos un estudio del caso y le respondemos en pocas horas. Puede ser que al día siguiente ya tenga el dinero ingresado en su cuenta. Todo es por internet. No conocemos en persona a la gran mayoría de nuestros clientes. Es una empresa 100% digital. A los clientes que hemos conocido ha sido porque se han ganado algún premio en un sorteo de nuestro Instagram y lo han ido a buscar a la oficina.

.-Nuestros créditos personales van de 300 a 2000€. Prestamos también dinero a los “riders” (repartidores de comida/encargos a domicilio) para que puedan comprarse sus motos. Luego tenemos otros productos como créditos para microemprendimientos, con Pages Seguros tenemos pólizas para familiares en Venezuela, tenemos acuerdo con una clínica de estética y damos créditos para intervenciones allí.  Además, refinanciamos deudas. Le enseñamos a los clientes a tomar decisiones conscientes sobre sus finanzas personales. Tenemos una reincidencia de nuestros clientes del 52%. Es decir, en cuando terminan de pagar un crédito, evalúan la situación y tiempo después solicitan otro.

De izquierda a derecha: Alejandro González, Fernando Pages, José Antonio Cruz y Juan Pedro Mancin, socios fundadores de Reddo Credit. / Foto Cortesía

.- Parece una cifra de reincidencia muy alta. ¿Los intereses de vuestros créditos cuáles son?

.-Varían, pero en los préstamos personales son 10%. Te podría parecer muy alto, pero las empresas de microcréditos que ves anunciadas en la televisión cobran hasta el doble que nosotros. No nos gusta compararnos con este tipo de compañías porque trabajan distinto a nosotros, con plazos muy ajustados, intereses altísimos, sin asesorar bien al cliente, sin revisar si hay antecedentes del cliente en temas de apuestas. Nosotros tenemos otra visión y otra manera de gestionar los créditos. 10% suena alto, pero ten en cuenta que en Reddo prestamos el dinero (en el caso de los personales) casi sin ninguna garantía y el riesgo es altísimo y los créditos son a seis meses en muchos de los casos.  

.-¿Y el índice de morosidad?

.-Muy bajo. El venezolano es un excelente pagador, un cliente cumplido. Si no te puede pagar, escribe un mail, llama para la oficina, plantea el caso, da explicaciones y nosotros buscamos cómo solucionar. En este sentido estamos muy contentos. La respuesta y el compromiso de nuestros clientes es fantástica. El 72% de nuestra clientela es venezolana. Creo que le gusta nuestra empresa porque hablamos como ellos y conocemos de dónde vienen. Sabemos que en muchos casos la banca tradicional no los tiene en cuenta y es por eso que acuden a nosotros. En cuanto al resto de los clientes es de 20% de españoles y hay un 8% de migrantes de otros países.

.-¿Cuál es vuestro mayor caso de éxito?

.-No te podría decir uno porque aunque parezca demagógico en cada crédito estamos solucionando un problema a alguien. ¿Sabes lo que le soluciona a un rider tener su moto propia? También hemos dado un crédito a una chica que montó un mini emprendimiento de impresión (para vender tintas, etc), otro compró su furgoneta. La gente que compra seguros y ve que a su familia en Venezuela la atienden con casos de Covid. Todo esto nos llena mucho. Y si quieres un número, en diciembre pasado llegamos al número redondo de haber prestado ya 1.000.000 de euros. Parece poco para ser una empresa que se dedica a esto, pero si tienes en cuenta que son créditos de 300€, 600€, 2000€ entonces entiendes que se trata de un volumen alto.

Juan Pedro Mancin, Alejandro González y Carolina Páez Pumar, parte del equipo de Reddo.

.-¿Cuál es la diferencia de emprender en España con respecto a Estados Unidos?

.-El primer choque es la burocracia y la lentitud de los trámites. Al principio puede ser desesperante, pero luego lo entiendes. Imagínate que abrir una cuenta de banco para la compañía te lleve varios días. Eso en Estados Unidos es impensable, claro.

.-Pasa el tiempo y te vas adaptando a que así funcionan las diligencias. A veces, aunque quieres las cosas muy rápido, solo es cuestión de paciencia y de saber esperar.

.- En el caso de los temas bancarios también he vivido lentitud como cliente particular. A veces piden firmar papeles y declarar que no lavas dinero (por ser venezolano). Como sabes, tenemos paisanos que traen ingentes cantidades de dinero sin justificación.

.-Sí, claro. Sabemos que pasa eso. Yo tengo pasaporte italiano, pero el documento dice que nací en Venezuela y por eso me piden más requisitos y me hacen más preguntas.

.-¿Qué diferencias hay entre la vida en Estados Unidos y la de España?

.-(Suspira y sonríe un poco). No quiero herir a nadie porque en Estados Unidos fuimos muy felices y dejé a tantos amigos allá, pero vivir aquí es otra cosa. Es trabajar y también saber disfrutar de las cosas buenas y sencillas de la vida. Me fascina ver a media mañana a señora de ochenta años con sus amigas tomando unos churros con chocolate en una cafetería. Un tipo joven que hace un descanso del trabajo, se bebe una cañita en el bar de abajo (no es que se cae a palos, ojo) y vuelve otra vez a su oficina. Esa pausa para comer tranquilamente y seguir en tus obligaciones es una maravilla.

.-En Estados Unidos yo podía ver a gente comiéndose una hamburguesa dentro del coche durante la pausa del semáforo. Hay que construir la agenda cuidadosamente para cumplir con todo, trabajar, buscar a los niños al colegio, ir a reuniones, volver a casa y a lo mejor seguir trabajando. Es un ritmo muy frenético a veces. El tiempo del ocio y descanso no está en las prioridades del día a día. Aquí la gente sí lo tiene en cuenta porque sabe además que es bueno para la salud.

.-¿Qué proyectos tienen en Reddo Credit en el corto plazo?

.-Vienen muchas cosas buenas para los clientes. Una app de Wallet (billetera) desde donde puedan gestionarlo todo, una tarjeta de crédito Reddo y además queremos abrir en Italia y en Portugal donde vemos que hay grandes oportunidades. Todos estos planes son en el corto y mediano plazo.

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Adiós al tío Zam

Briamel González Zambrano

En la librería “La Guaricha” se vendían sopas de letras, crucigramas, muñecas de trapo, variados juguetes de plástico, bisutería, material escolar, novelas y periódicos. Detrás del mostrador estuvo por varias décadas su dueño, mi tío Hildebrando Zambrano. Nadie lo conoce por ese nombre tan antiguo, formal y de calendario. En todo San Antonio de Capayacuar (estado Monagas) le dicen “el maestro Zambrano”, porque durante muchos años fue docente de la escuela de pueblo, donde empezó trabajando como bedel.  

En mi familia ha sido venerado como ejemplo de esfuerzo, trabajo y dignidad. Se encargó de su madre y de sus cinco hermanos pequeños, cuando el padre irresponsable se fue “a por tabaco”, como se dice en España. Se casó con mi tía Hortensia y tuvo seis hijos, mis divertidos y queridos primos. También siguió siendo pilar de las decenas de nietos y bisnietos. Para todos ellos es “Papá Zambrano”.

Mis vacaciones decembrinas del colegio solía pasarlas en medio de la Zambranera. Me metía en la librería a verlo hablar con los clientes. Su voz carrasposa y pausada explicaba los titulares de los periódicos: “Hoy en ‘El Sol’ dicen que el gobernador y que va a venir por esta zona. Vamos a ver si es verdad”, “Navegantes del Magallanes tiene los puntos para ser campeón otra vez”.  Los clientes lo escuchaban como si él fuese el narrador del telediario y yo me quedaba asombrada porque me parecía que era dueño de una sabiduría infinita. Yo estaba ahí dándole a mi plastilina, pero escuchándolo todo. Al final, uno es reportero o cotilla desde pequeño (como lo quieran ver, jaja). Me deleitaba el olor a tinta sobre el papel de los diarios, el mismo que me acompañaría tantos años después como parte de mi trabajo. Veía a mi tío cómo sacaba las cuentas mentalmente y daba el vuelto a los compradores. Yo observaba además la cajita de metal azul donde estaban todas las monedas de cinco y los billetes verdes con la cara bigotuda de José Antonio Páez. Era para mí como los baúles de tesoros que veía en los dibujos animados.

Una vez, ya más grande, mi tío me dijo que se iba a desayunar y que me encargara diez minutos de la librería. Me comentó los precios de cada cosa, me dio la calculadora y aquella caja que ya estaba escarapelada. Como era temprano, todo el que entraba quería sus periódicos. “Deme un Sol y un Nacional”, “Un Sol y un Tiempo, por favor”. “Un Sol y un Meridiano”, así hacía la gente sus pedidos y yo iba repartiendo, cobrando y dando las vueltas. Hasta que llegó un señor mayor y me preguntó que quién era yo: “zapatero a su zapato. Llámeme al maestro Zambrano. Él es quien me vende a mí las noticias”. Me sentó muy mal ese comentario. Le respondí que yo le podía vender lo que necesitara. El hombre respondió: “yo lo espero aquí a que termine. A mí me atiende el dueño”. En efecto, se quedó ahí con su cara de antipático, mientras yo contaba monedas y atendía a los demás. Volvió mi tío. Atendió al señor. Me dijo: “viejo sin manías, no es viejo. Tú tranquila, mija. Hay que saber llevar a los clientes”.

Muchos años después, trabajaba yo en el diario El Tiempo. Estaba en la redacción y me dijeron que en el departamento de distribución preguntaban por mí: “soy el distribuidor del periódico en Monagas. El maestro Zambrano me dijo que si venía por aquí preguntara por su sobrina. Que mi abuelo se negó a que usted le vendiera las noticias y ahora usted es quien las escribe”. Los dos reímos y le tuve que contar la historia con detalles.

A sus casi noventa años, mi tío Zambrano se ha ido ayer de este mundo, dejando un familión de duelo en distintas sitios del planeta y a mi madre como la única superviviente de sus hermanos. Yo recordé esta historia, y muchas otras. Doy gracias porque fue para mí lo más cercano a la figura de un abuelo. En la Nochevieja recordaré cómo siempre cada treinta y uno de diciembre ponía en un LP el poema “Las uvas del tiempo” para recordar a mi abuela, su madre. Le decíamos que era pavosísimo ese poema, que qué fastidio. Hasta que me enteré de que Andrés Eloy Blanco lo escribió en Madrid, pasando unas fiestas lejos de los suyos y dijo:

“Madre, esta noche se nos muere un año

En esta ciudad tan grande, todos están de fiesta;

Zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;

Claro, como todos tienen a su madre cerca;

Yo estoy tan solo madre,

tan solo, pero miento que ojalá lo estuviera;

estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un año pasado

que se queda”.

Adiós tío Zam.  

Mi tío Zam ordenando los periódicos en su estantería

España, Migrantes

¡Llégalo, llégalo!

Briamel González Zambrano

Mientras Yulimar Rojas saltaba en el aire hacia el oro y el récord mundial en los juegos olímpicos de Tokio 2020, su compañera gallega Ana Peleteiro brincaba y le gritaba fortísimo y con emoción desbordada: «llégalo, llégalo». Vimos las imágenes de esos momentos, de ese abrazo fraterno, de esa alegría compartida.

Más allá de la incontenible felicidad de ver a España y Venezuela obtener medallas, los gritos de Peleteiro me dejaron pensando en cuántas Anas tenemos los migrantes en nuestras vidas. Cuantos amigos hacemos a lo largo de nuestro recorrido en el lugar de acogida. Cuánta gente buena que se interesa por ti, por lo que pasa en tu país, por lo que quieres conseguir, por cómo está tu familia que se encuentra tan lejos. Esas personas que te animan siempre por solidaridad, por amistad, por compañerismo.

En los casi doce años en España he tenido tantas Anas. Mis amigas de la universidad en Venezuela que ya vivían en Madrid y que fueron las primeras en animarme a que me viniera. Viví y me empadroné en sus casas, me dieron un móvil, la tarjeta SIM, me llevaron a comprar ropa de abrigo y la tarjeta del Metro, me dijeron qué trámites hacer en Extranjería, me inscribieron en el máster cuando yo aún estaba en Caracas y no me habían aprobado la visa. ¡Gracias!

Luego empecé a estudiar y tuve mis amigas de la universidad de aquí. El Latin Team. Un grupete de periodistas de Argentina, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. Puros «países potencia», vamos. Nos sostuvimos en el frío, en el calorazo, en las salidas de marcha por Madrid y en viajes con poco presupuesto y muchas ganas. Aún hoy nos sostenemos, hablando de nuestros países y sus tragedias, nuestras maternidades y nuestras vidas. ¡Gracias!

Despues seguí estudiando y conocí a mis amigas de la Universidad Complutense. Mis complugirls. Mi inmersión en la realidad y política españolas. Mi intensivo de cómo la crisis ha tratado a la juventud más preparada de España, que tiene carreras, idiomas, Erasmus y también contratos y trabajos precarios. Condiciones difíciles. Ellas, Yara, Alba y Leti me enseñaron mucho de su país. Algunos de nuestros profesores del máster luego fundarían el partido Podemos. Flipamos. Vivi con Leti en un piso en Plaza Ciudad de Salta y aprendí a convivir con Gizmo, su perro, que no me hablaba porque sabía que soy alérgica. ¡Gracias!

Están los amigos y compañeros que conoces en los trabajos. Isabel que me enseñó refranes de España, la cultura manchega (como buena toledana) y que una amistad puede estar a prueba de aviones, hoteles, proyectos y distancia.
Wendy que, en medio de la gravedad de mi padre, me escribió un email que decía: «Aquí hay links con billetes aéreos a Venezuela. Cómpralo. Vete ya. No haces nada aquí».
A Jana que contesta mis consultas legales y de maternidad (nuestros hijos se llevan solo seis meses) y con ella aprendí que se puede tener las prendas del armario volcadas en un excel (y ahora en Trello).
Pilar que me vio llorando por una catástrofe en Venezuela y me dijo en perfecto andaluz: «esto también se va a acabá, mi negra. Se tiene que acabá». Con ella pasé mi primera Nochevieja fuera de Venezuela. Teníamos guardia y no había nadie en Madrid. :¿Cómo lo vas a pasá sola, mi negra? Te vienes con Nacho y conmigo y punto». ¡Gracias!
Beatriz que me presentó a su amigo de la infancia porque pensaba que nos caeríamos bien. Él es mi amor, mi segoviano, el papá de Mateo. ¡Gracias!
Laura, que vio mi CV y le parecí la candidata perfecta y me contrató. Sergio, Bea y Cris que no entienden por qué soy tan formal en mis correos electrónicos si cinco minutos antes de enviarlos nos hemos tomado un café y hemos echado chistes. Ahora que llevamos un año y medio fuera de la oficina, echo mucho de menos esas risas. ¡Gracias!

Por supuesto que siempre han estado la familia, los amigos de siempre, los de tu infancia y de la vida, pero este post quiere dar gracias a los que hemos conocido en el país a donde llegamos con dos maletas , un ordenador y una lista de tareas por hacer.

Gracias a tantas y tantas personas que te dan su mano, su afecto y que, como Ana Peleteiro, nos van gritando: «llégalo, llégalo». Sin ellos, llegar a las metas no tendría ni el mismo valor ni el mismo sabor ni la misma alegría. ¡Gracias!

En este videíto se puede oir levemente a Peleteiro:

España

Los clásicos del verano en España

Briamel González Zambrano

Para quienes crecimos en zonas tropicales, sin cambios marcados de estaciones, siempre es verano (haciendo la salvedad de los sitios de montaña donde el frío aprieta cuando quiere). De manera que usamos el mismo tipo de ropa todo el año. Quiero decir, que no existían en nuestros armarios los abrigos gordos, ni usábamos a diario botas de caña alta (aunque la tuviéramos porque Zara igual las vendía en nuestro país, ja ja), ni guantes, ni gorros, ni nada con lana ni forros polares. Además, los bañadores y el protector solar estaban disponibles y no guardados durante meses en una maleta o en el trastero.

Entonces te mudas a España, que es un país con estaciones y ves cómo todo el mundo espera el verano con ansias (incluyéndote a ti). Con la llegada del período estival aparecen no solo los bikinis sino también otros clásicos del verano que explico a continuación.

Veranear en la playita

Veranear: Un verbo que no usamos en el Caribe porque allí no existen estaciones marcadas y más o menos siempre hace calor (salvo algunas excepciones). En cambio, en los sitios donde el clima cambia cada cuatro meses, el verano se espera con ilusión y con muchos planes (así sean mentales). Veranear es irte de vacaciones a un lugar, sea una playa, un pueblo de interior, una montaña o al extranjero. Puedes preguntar a un amigo español ¿dónde veraneabas de pequeño?  Te contará sus aventuras infantiles, así sea en el propio patio de su comunidad de vecinos.

La canción del verano. Se trata del tema pegadizo que todas las emisoras radiales ponen a cada rato durante esos meses de calor. La lista de este tipo de éxitos incluye clásicos como “Un rayo de sol”, “Eva María”, “Aquí no hay playa”, “ El tractor amarillo” “Sopa de Caracol” o “El Anillo”. Si eres muy joven y no te suena ninguna, puedes ver el inventario de canciones veraniegas de los últimos treinta años aquí.

Operación Bikini. La dieta o régimen como se dice aquí para ponerte el cuerpo lo más adecentado posible de cara a pasar muchas horas en la playa y con poca ropa. Para las mujeres puede incluir además la manicura, pedicura y la depilación general.

La operación bikini y el viajecito con amigos o familia

El ligue del verano. Esa aventurilla amorosa que puedes tener en tus vacaciones. Casi siempre se remite a la etapa adolescente, pero podría cubrir casi cualquier etapa de la vida.  Al final, el verano es para pasárselo bien. No te enganches, que seguro no vuelves a ver a esa persona en tu vida. Aunque ahora con las redes sociales, pues nunca se sabe.

El pueblo. Si tienes abuelos o padres con pueblo, pasarás una parte del verano allí durante tu infancia. Si haces amigos y tienes tu peña, irás también en la adolescencia. Si no sabes de lo que te hablo, te invito a leer esto de “Tener pueblo en España”.

Campamento de verano. Los padres buscan diversión para los niños y que ellos puedan seguir trabajando. Esto también lo hacemos en el Caribe. De hecho, las empresas grandes suelen tener su “plan vacacional corporativo”.

La piscina. O tienes amigos con piscina, o la tienes en tu comunidad o vas a la piscina municipal cuando el calor arrecia.

Ir a la piscina es un deber en verano.

El chiringuito. Es ese sitio de la playa donde te venden las copas, la comida, los helados, el agua y puedes también sentarte a comer.

Horarios y programación  de verano. Todo  cambia en verano. Parte del sector económico se paraliza entre julio y septiembre. De manera que los horarios de las oficinas, las tiendas, los bancos y muchos servicios cambian. También la programación de la televisión y la radio, que suelen emitir programas más ligeros.

Ola de calor. En las noticias aparece el mapa de España en anarajando en aquellas zonas donde los termómetros pasarán de los 40º. Casi siempre incluye a parte de Andalucía y Extremadura. Siempre se recomienda beber mucha agua.

El calorón nos acompaña y hay que apañarse

Incendios. También por el telediario nos enteramos de que algún punto de España se incendia durante esta temporada.

Aumento de la gasolina. Los precios de los hidrocarburos suelen subir en esta época del año

Cine de verano. Se habilitan espacios municipales para proyección de películas y suele ser una experiencia muy bonita, a la par de cálida.

Festivales de música. También los hacemos en el Caribe, pero aquí se multiplica durante el verano y hay de todo tipo: rock, pop, música celta y lo que quieras.

Entrevistas

“Nunca se deja de ser periodista”

Aymara Lorenzo, quien fuera una de las reporteras más destacadas del canal Globovisión durante trece años, ha lanzado su plataforma digital www.aymaralorenzo.com. En ella ofrece consultoría de comunicación y su web show “Conéctate”, con noticias de actualidad y contenido de desarrollo personal. Además es corresponsal de Radio y Televisión Martí.  

Briamel González Zambrano

Imponente. Así era la presencia de Aymara Lorenzo Ferrigni cuando llegaba a la cobertura de alguna información en Caracas. Por lo menos así la recuerdo yo. Con sus cejas muy arqueadas, sus dientes alineados perfectos y su postura recta saludaba a todos los compañeros con cariño y rapidez. Preguntaba si habíamos visto ya al portavoz, si había nota de prensa. Escribía en un aparato diminuto llamado  T-Motion a sus jefes en el canal. Daba instrucciones a su camarógrafo, al asistente y al conductor de Globovision, el canal de noticias donde trabajó durante trece años entre el 2001 y el 2014. A mí me impresionaba que se sabía todos los grados de la fuente militar, los nombres (o más bien los dos apellidos) de esos uniformados, sus cargos, el componente al que pertenecían y parte de su trayectoria dentro de las Fuerzas Armadas de Venezuela.

Hago una videollamada a Aymara Lorenzo para entrevistarla por el Día del Periodista en Venezuela. Me atiende sentada en su despacho en Caracas. Se había vacunado el día anterior y aún estaba enfadada porque había visto un abuso de poder en el lugar donde le tocó acudir. Le recuerdo la imagen que he descrito en el párrafo anterior, ella suelta una carcajada y me dice: “Bueno, negra, no sabía hacer las cosas de otra manera. Siempre protegiendo a mi equipo. Que supieran dónde poner la cámara era fundamental porque muchas veces íbamos en vivo y porque uno sin su camarógrafo no era nadie. El chofer tenía que tener claro en que parte de Caracas estábamos por si había que salir corriendo. Estar coordinados era muy importante. Con respecto a la fuente militar, cuando me la asignaron empecé a estudiar muchísimo cómo funcionaba. Es un ambiente muy masculino y machista. ¿Cómo me iban a respetar como periodista si no sabía diferenciar a un vicealmirante de un capitán de navío? Tenía que conocer todos los estamentos”. 

Aymara Lorenzo está enfocada en el desarrollo de su plataforma digital. Foto: Guillermo Suárez

Desde que estudiaba Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello (de donde egresó en 1995), Lorenzo siempre tuvo más de un trabajo al mismo tiempo y se movía en todos los ámbitos del periodismo. Era reportera de televisión, de emisoras de radio y también redactaba reportajes para diarios regionales. Además de Globovisión, a largo de su trayectoria profesional Lorenzo estuvo en medios como Kys FM, El Tiempo de Puerto La Cruz, Agencia Venezolana de Noticias, CMT, Notitarde, El Mundo, Mágica 91.9 FM, CBS, Venevisión y La Voz de América. En la actualidad es corresponsal en Caracas de Radio y Televisión Martí, que es un servicio internacional que transmite noticias en español desde Miami hacia Cuba.

Su proyecto más personal es la plataforma digital http://www.aymaralorenzo.com, donde ofrece asesorías comunicacionales, formación de vocería (portavoces), además de su web show en Youtube llamado “Conéctate”, donde se entrevistó a sí misma para mostrar su lado más íntimo que siempre ha procurado guardarse. En esa conversación develó que quiso siempre ser actriz, que es amante del teatro y que le interesan mucho la poesía y escribir ficción.

.-Eso de revelar un poco más de ti en la web te costó mucho, ¿no? ¿Por qué ahora?

.-Soy de la escuela en la que nos enseñaron que el periodista no es la noticia jamás. No somos lo que importa a la audiencia. Yo no soy de estar haciendo shows con mi vida.  En el año 2002 me secuestraron y nunca lo dije. Llevé mucho palo por trabajar donde trabajaba, pero me lo tragué porque eran años duros y yo no quería ser la noticia.

Una vez un militar en una sede de Petróleos de Venezuela (PDVSA) quiso desenfuchar el cable de la cámara. Cuando lo ví, saqué el micrófono en señal de darle en la cabeza. Le dije: “Atrévete, pues. Atrévete a hacerlo para que veas”. Un fotógrafo captó el momento y por eso se supo, pero yo no lo hice por la foto sino porque tenía que defender mi trabajo.

Siempre he sido reservada con mi vida personal. Al fin y al cabo, es y quiero que siga siendo mía y privada. Sin embargo, me pareció que al ser mi proyecto la gente se merecía saber un poco más de quién soy, de cómo soy y de cómo trabajo. Durante años proyecté quizá una imagen muy fuerte, muy dura, porque era una coraza para poder trabajar en un mundo de militares, policías y políticos. Quería que me respetaran.

.-Y de repente descubrimos un lado muy sensible. Nos enteramos de que a Aymara Lorenzo le hubiera gustado triunfar en las tablas de un escenario, o escribir poesía o literatura.

.-(Risas) Sí, estuve en un taller de poesía con Edda Armas durante cuatro años. De hecho, escribí poemas (saca un cuaderno y me lo muestra), pero aquí están para mí. Nunca los he sacado a la luz. Supongo que eso me hacía vulnerable de cara a los demás. Hace muchos años quería hacer la Maestría de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar, pero no tenía carro, así que la hice en la Universidad Central de Venezuela. Luego cuando tuve carro hice el de Ciencias Políticas en la USB (risas).

Al final, todas las decisiones de la vida te hacen ir por unos caminos y no tomas otros. Al graduarme en la UCAB me gané una beca para estudiar en Madrid, y no me fui por falta de presupuesto. Años después no me fui a estudiar inglés porque en el último momento me ofrecieron un trabajo. Así que el inglés que hablo lo aprendí aquí (risas). ¡Ah, bueno!, y mucho antes, cuando estaba en tercer año de carrera, lo dejé. Me salí de la universidad porque tan solo tenía 19 años y como que colapsé. Mi familia estaba en shock, yo era la mayor y había abandonado los estudios. Estuve en psicoterapia y me ayudó mucho a centrarme y saber lo que quería. Aunque no me dejó bien del todo porque sigo con un cable suelto (risas). Al año volví a la universidad y listo. Supere esa pequeña crisis.

La periodista asesora a empresas y portavoces que quieren mejorar sus herramientas de comunicación.
Foto: Guillermo Suárez.

.-¿Irte de Globovision también implicó una crisis?

.-(Cierra los ojos pensativa por pocos segundos.) La compra del canal fue en 2013 y hubo una estampida. Muchos compañeros se fueron y yo decidí quedarme porque pensaba que no había que ceder los espacios. Aunque ya mi cuerpo me había empezado a dar señales. Me enfermaba y me daban ataques de pánico. Ya se había perdido el respeto a los periodistas, antes en donde te pararas con tu carnet cualquier persona respetaba tu trabajo y todo eso con la violencia que había en la calle se fue perdiendo. Esto también afectaba el ánimo, pero yo seguía. Sin embargo, en febrero de 2014 el canal no dijo nada de la protesta de los jóvenes y los asesinatos. No apareció en pantalla. Como si no hubiera ocurrido aquello. Ese día pensé que ya no podía seguir allí, no podía ser cómplice de ese silencio. No iba conmigo. Así que renuncié y en Twitter hice la travesura de publicar mi comunicado, antes de que lo supieran todos en el canal. (Puede ver el tweet de la renuncia aquí. )

.-En tu reinvención digital estás apostando mucho. Has hecho una página web y potenciado tu canal de Youtube. Cuéntame de este reto.

.-El objetivo es poner mis talentos para ayudar a otros con lo que yo sé, y monetizarlo. Es un mucho trabajo y no estoy sola. Tengo un equipo de personas que son unos magos en sus áreas y que me han ayudado en el tema de marca personal, de posicionamiento, estrategia y lo relacionado del entorno digital y la gestión de mis redes sociales.

Mi conexión con la audiencia es como reportera y es por eso por lo que todos los miércoles hago un live en mi cuenta de Instagram ligado a la actualidad venezolana. A mí me gusta mucho hacer entrevistas y ahora con mi proyecto tengo la oportunidad de hacerlas como me dé la gana. Por eso, mi web show “Conéctate” son conversaciones diversas, de asuntos muy variados que me interesan. Puede ser un  testimonio de Covid-19, de reinvención, de qué es el reiki, la serendipia, o temas de búsqueda personal.

Con mi experiencia de tantos años frente a cámaras y micrófonos tengo mucho que aportar a personas y marcas interesadas en aprender a comunicar sus productos y servicios con claridad y profesionalismo. Hay muchas personas que lo ven fácil, que creen que pueden hacerlo solos, y a veces el resultado tiene muchas carencias. Por eso insisto en que comunicar es un arte, pero un arte que se tiene que estudiar porque tiene técnica. Entonces lo que busco es que mi cliente brille y saque lo mejor de sí. Te digo algo, aunque haga esto, nunca se deja de ser periodista. El que lo vive, lo es las 24 horas. Porque tienes el punto de vista crítico despierto siempre, porque en muchas conversaciones lo que haces es entrevistar a la gente. A veces mi esposo me está contando algo y yo le hago preguntas y me responde: “Estamos charlando. No me entrevistes”. (Se ríe.)  Así que también desarrollé un taller  llamado “Aprende a preguntar con propósito”.

.-¿Para cuándo tendremos el libro de ficción firmado por Aymara Lorenzo?

.- (Sonríe suavemente.) Escribir necesita tiempo. La pandemia me ha dejado algo que no había aprendido en 28 años, que es editar y hacer postproducción. Ahora yo con el teléfono hago de todo para mi plataforma web. Entonces en medio de esto, me di cuenta de que escribir es un acto solitario, profundo y de mirar hacia adentro. No sé si todos los días me quiero ver por dentro (risa sonora). Quizá por eso no he encarado de frente lo de la escritura. A lo mejor estoy siendo poco autocompasiva o muy exigente con lo que te estoy diciendo. Porque ayer justo me senté y lo hice. Escribí una crónica de cómo fue mi vacunación y lo que ví, lo que me disgustó. Sentía que no me podía quedar con eso por dentro. Sin embargo, en general he dejado pasar muchas oportunidades para escribir. Creo que parte del tema de que yo no coja el toro por los cachos es que lleva un trabajo de reconstrucción de mí misma como ser humano y no como periodista.

También te digo que todo el tiempo que tengo ahora es para mi proyecto personal y que tengo que escribir muchísimo: los posts, los textos de la página, las propuestas… Al final escribo muchísimo a diario. Además, he hecho un curso de acento neutro y estoy locutando textos y lo que venga.

Coordenadas de Aymara Lorenzo

www.aymaralorenzo.com

Instagram

Twitter

En la web http://www.aymaralorenzo.com pueden conocer otras facetas de la periodista.
Foto: Guillermo Suárez

Migrantes

Postales rotas

Briamel González Zambrano

Hace pocos días me enteré de que cerró el supermercado de portugueses cercano a la casa donde crecí en mi natal Puerto Ordaz y algo se me ha removido por dentro. La crisis económica también los ha agarrado por la pechera a ellos. Una familia de trabajadores inagotables. Se tranca la puerta de ese lugar con olor a una mezcla de lejía con embutidos y en cuyo aire acondicionado me refugié más de una vez para escapar de los 30 grados de temperatura habituales en Puerto Ordaz. 

Al super de los portus fui muchas veces con mis padres, me encontraba con amigos del colegio, con vecinos, con gente querida. También iba en bicicleta y era una aventura atravesar el “campito” de bicicross que hoy tampoco existe. Fue de los primeros sitios donde pude ir sola para hacer “los mandados”, es decir, comprar el pan, aceite, jamón y queso, Cheez Whiz o Harina Pan. Me gustaba siempre ver el trabajo de las cajeras y su botonera. Observaba cómo sacaban las cuentas, cómo corrían los productos por la cinta negra hacia su destino final que eran las manos de un joven embolsador, quien luego nos acompañaba hasta el coche y esperaba por su propina. “Algo para el refresco”.

Frente al “abasto”, como lo llamaba mi abuela, estaba el puesto de arepas de Mon, un colombiano que empezó vendiendo obleas en la zona y que con gran esfuerzo levantó su negocio que siempre estuvo lleno y al que yo volvía con ilusión. A Mon lo asesinaron unos malandros en marzo de 2015 y fue una conmoción en mi ciudad, para quienes lo conocimos y crecimos viéndole a él y a su mujer Carola detrás de la barra, atendiéndonos con afecto, preguntándonos por la familia y sirviendo unos jugos deliciosos y unas arepas inolvidables.

Sobre la misma acerca del supermercado estaba el kiosco de periódicos de una familia de chilenos. Allí mis padres compraban “El Correo del Caroní”, “El Nacional” y “Meridiano”. El olor del papel periódico se instaló allí de tal manera que, muchos años después cuando trabajaba en redacciones y bajaba a la imprenta, recordaba este kiosco por el aroma. A los chilenos yo les compraba barajitas para los álbumes de “Amor es” y del que estuviera de moda, además de chucherías, claro.

Recuerdo también cómo al otro lado de la ciudad, iba con mis amigas al abasto «La Española», donde la cajera se llamaba Pili (familia de los dueños) y saludaba a casi todos los clientes con su nombre de pila al tiempo que maneja la calculadora. Yo iba con mi amiga María Gabriela a comprar chiclets Adams de colores y Pepito. Allí también olía a embutido. Me pregunto qué será de Pili y de su memoria para la clientela. Google y mi prima me han confirmado que «La Española» sigue en pie. Por lo menos es una buena noticia.

Que todos estos comerciantes (los portus, los chilenos, Mon y Carola, Pili) sean migrantes habla de lo receptiva que fue Venezuela. De sus políticas de puertas abiertas no solo a europeos, sino también a personas que huyeron de las dictaduras que imperaban en el sur de América en la década de los setenta del siglo pasado y de la guerra que no ha dejado respirar saludablemente a Colombia desde hace muchas décadas. Como he dicho varias veces en el blog, los hijos de esos migrantes han hecho el camino de vuelta de sus padres o abuelos. Retoman ese viejo pasaporte y se van a buscar otra vida en esa tierra que habían dejado sus ancestros o en un tercer destino que les sonría y les pinte un escenario de paz.

Hace pocas horas, mientras cerraba la idea de este post, el gobierno tomó las instalaciones de El Nacional en Caracas, debido a una demanda interpuesta por el teniente Diosdado Cabello. Por suerte, los dueños salvaron el archivo físico y digital. No se sabe aún qué pasará con la sede. Trabajé en ese diario a principios de siglo, en otra vida podría decir. Hice amistades para siempre, aprendí, cometí errores, me formé y llevé ese carnet en el pecho con mucho orgullo. Mi época fue en la sede vieja de Puente Nuevo a Puerto Escondido. A este nuevo edificio solo fui de visita, porque yo ya trabajaba en El Universal. Duele igualmente por lo que significa que desde el poder se arrase con todo lo que huela a debate, a ideas y a democracia.

Siendo realistas, uno no espera que los espacios de la infancia se queden intactos para siempre. Eso no suele ocurrir. Lo que sorprende es lo abrupto de la demolición. Las razones por las cuales, de pronto, todo se borre y ya no haya ni super, ni Mon, ni kiosco y tampoco sede de un diario septuagenario. La crisis y los mandatarios desbarrancadores del país tienen toda la responsabilidad de que todo se nos vaya convirtiendo en una postal rota.

Te invito lector apreciado a que pienses en tu vecindario de la infancia, en qué queda de él y sonrías por lo bonito que se vivió allí, que eso no nos lo pueden robar.

Un supermercado cualquiera en la Venezuela de hoy

PS: También te puede interesar este post sobre las casas de la infancia -> Fachadas

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A lo mejor no hay un después

In memoriam a W.R.H

Briamel González Zambrano

Hace una semana murió un querido amigo a causa del Covid-19 en Venezuela. Solo pasaron cinco días entre que se sintió mal y el día de su fallecimiento. A sus afectos la noticia nos atravesó como un explosivo a un cristal. Por lo rápido, por lo increíble que resulta que le ocurriera algo así a alguien tan joven, con tantos planes. A pesar de que le ha pasado a más de dos millones de personas en el mundo y lo he visto en el telediario, si te pasa tan cerca te parece inverosímil.

Como es natural, en estos siete días he pensado mucho. He repasado los momentos vividos en grupo. He visto fotografías. He hablado con amigos en común. Entre sollozos, audios de Whatsapp a deshoras y llanto ha habido un mensaje persistente: “No dejemos las cosas para después”.  Porque claro, hay quien deja para luego los mensajes, las llamadas, los correos electrónicos, los detalles. El tiempo apremia. No llegamos a todo y pasan cosas como esta. El virus mata a alguien en un pestañear y te quedas con los mails en la bandeja de borradores, con el tarugo en la garganta pensando que no encontraste el momento tan siquiera para preguntar qué tal iban las cosas.

A mi amigo le encantaba este blog. Siempre me decía que leerlo era como sentarse a tomar un café conmigo, que era como escucharme y que no importaba cuánto tiempo tuviéramos sin vernos. Si leía un post, sentía que habíamos conversado. Revisaba todas las entradas y me las comentaba. Yo me sentía halagada y contenta con esas conversaciones. A veces solo me daba tiempo de responderle: “Gracias por leer, gordo querido”. Ahora mismo me regocija pensar mucho en esas charlas y en lo que nos reíamos.

A ti,lector invisible,te invito a que revises si tienes mensajes en la bandeja de borradores, si tienes algo que decir a alguien querido o si tienes esa llamada pendiente. No te pido que te vuelvas una bola efervescente de amor, sino que saldes tus comunicaciones afectivas, que digas los te quiero que te quedan, los abrazos (virtuales, ya lo sé) y los cómo estás. La pandemia nos ha demostrado que a veces no hay un después y que la onda expansiva del explosivo te puede alcanzar a ti.

Entrevistas, España, Migrantes

Máximo Peña: “Ser papá implica haber vuelto a nacer”

El psicólogo y periodista venezolano lleva dos décadas viviendo en Madrid y nos cuenta su recorrido como migrante y como padre. El autor del blog www.psicologiaparatodos.org invita a los hombres a abrirse a la experiencia de la paternidad.

Maximo Peña y su hija Maya hace unos años

Briamel González Zambrano

Máximo Peña (Caracas, 1970) era reportero de la sección de política del diario El Nacional cuando a finales de 1998 decidió que se quería ir de Venezuela para ver mundo y conocer otros lugares. Así que dejó todo y el 15 de enero de 1999 aterrizó en Londres con la excusa de aprender inglés, y además de estudiar el idioma se dedicó a viajar por Europa. Sus amigos le desaconsejaron que se fuera de su país porque consideraban que venían cambios importantes debido a que acababa de ganar las elecciones el teniente coronel Hugo Chávez, alguien a quien Peña conocía por su trabajo.

“Al salir de la cárcel, Chávez era lo que en el argot periodístico denominamos un galápago. Un tipo que llegaba a deshoras a la redacción para que lo entrevistaran, aunque él no tuviera nada nuevo que decir. Nadie en el periódico quería hablar con él porque les dada fastidio, pero como yo era el nuevo, me lo pasaban para que lo atendiera. Con el tiempo, él me propuso que me fuera a trabajar a su lado para gestionarle la prensa. Le dije que no, pero que le podía sugerir a algún compañero que le ayudara en la relación con los medios. Entonces me comentó que no le interesaba si la persona sabía o no de comunicación, que lo importante era que estuviera comprometida con su causa. Eso ya me dio indicios de cómo sería si llegaba a tener algún tipo de poder o gobernar”, recuerda Peña mientras hablamos por videollamada.

De manera que las ganas de viajar salvaron al entonces reportero de ver en directo parte de la destrucción de Venezuela. Al irse en 1999 solo ha sido testigo del desastre político, económico y social a través de sus familiares, sus amigos y de los titulares. Ha sufrido la pérdida del país de una manera diferente. “La migración te deja sin tu contexto habitual y eso es un cambio tremendo. Te abre heridas. A los venezolanos se nos añade (así como a los sirios, por ejemplo) que nos quitaron un lugar a donde volver. Tengo amigos mexicanos, colombianos, argentinos que regresaron a sus países cuando la crisis financiera de España en 2008. Yo no tenía un sitio a donde retornar”, comenta Peña con un tono rotundo.

En el año 2000 llegó a Madrid e inició la vida en pareja con María Jesús Montes (“Chus”), quien fue su compañera en el periódico. Al llegar a España pensó que sería fácil ejercer el periodismo. Aplicó para hacer un máster en el diario El País y quedó seleccionado, pero no becado, de manera que no pudo acceder al curso y decidió buscar empleo en lo que consiguiera. Trabajó como figurante en series de televisión y en películas, fue teleoperador, buzonero, ayudante de escultor, camarero y hasta estuvo atendiendo en una churrería en la Feria del Libro de Madrid, donde le sirvió churros al propio Mario Vargas Llosa. Está convencido de que haber tenido este tipo de ocupaciones lo hicieron crecer como persona, ganar habilidades, destrezas, apertura mental y además nunca más ha tratado mal a nadie que esté en atención al público.

Estuvo dos años como migrante sin papeles hasta que en 2002 regularizó su situación legal y desde el año 2006 cuenta con la nacionalidad española. Lo de trabajar en periodismo lo dejó de lado en parte por la falta de oportunidades, pero también porque, según comenta Peña, no se subió al tren de la modernización y tecnología que ha acompañado a los medios de comunicación en las últimas dos décadas. “Yo escribí noticias en máquinas de escribir. Luego pasé a los ordenadores, pero nunca trabajé en redacciones digitales, ni integradas, ni con redes sociales. De alguna manera me quedé de lado en ese sentido y eso es una desventaja, pero no me quejo”, dice Máximo.

.-¿Qué te llevó a estudiar Psicología?

.-Siempre tuve intereses más allá del periodismo. De hecho, estudié Filosofía al mismo tiempo en la Universidad Central de Venezuela, pero no terminé. En el año 2004 tuve una crisis personal profunda debida a la migración, por todos los cambios que produjo en mí y todo lo que me hizo revisar. A partir de ese momento, no paré de leer temas relacionados con la psique y ya en 2010 empecé formalmente a estudiar la carrera de Psicología en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), que es muy exigente. Además yo trabajaba, estudiaba y en el camino me convertí en padre también.

.- En tu blog www.psicologiaparatodos.org hablas de apoyo a migrantes, de la paternidad y de asesoría a padres, además de otros temas. Quisiera centrarme en estos dos. Primero, ¿los migrantes qué apoyo te suelen pedir?

.-Estoy muy orgulloso del blog y allí fusiono mis dos oficios, el de periodista y el de psicólogo.Veo el blog como si fuera la sección de Psicología de un periódico. Como he dicho antes, la migración te cambia el contexto, tus referentes se diluyen y es imposible que migres y sigas siendo la misma persona que eras antes de salir de tu país. Cambia tu forma de pensar en un montón de cosas. De manera que con mis pacientes migrantes hablo de cómo encajar ese cambio enorme que implica trasladarse a otro país, donde no tienes familia, donde nadie te conoce, donde no sabes cómo se hacen las cosas, ni a dónde acudir en determinadas situaciones. Trabajamos las formas y las herramientas para afrontar ese reto. También trato a niños y adolescentes hijos de padres migrantes. Estos pacientes suelen presentar problemas conductuales debido a que los progenitores hacen lo mejor que pueden, pero muchos no tienen tiempo físico para compartir con los niños porque tienen que buscarse la vida, trabajar muchas horas para mantener a la familia. Esto hace que los pequeños pasen gran parte del día solos, jugando a la consola, con pantallas o viendo tele, y luego presentan problemas de adaptación y en el colegio.

Recibo además a parejas de padres primerizos, por ejemplo, porque suelen tener crisis por la transformación que implica la crianza y tener un bebé en tu casa, donde antes han vivido solo dos. Se transforma la sexualidad, la mujer en el puerperio atraviesa muchos procesos, las prioridades son otras y aparecen conflictos. De hecho, la tasa de divorcio se incrementa 30% en esa etapa.

Máximo y su hija Maya disfrutando de un paseo por la playa.

.-Hablando de la paternidad. ¿Cómo hacen los padres tan formados e informados como tú para estar al día de los temas relacionados con crianza e hijos? ¿Cuáles son las fuentes?

.-El camino de ser un padre consciente empieza en el momento en el que quieres serlo. Es decir, cuando yo tenía como 30 o 35 años pensaba que ser padre era lo peor que me podía pasar. Me parecía que esa pequeña persona me venía a robar mi vida, mi libertad, mis ganas de hacer cosas. Son etapas de la vida donde uno suele ser muy egoísta. La realidad es que la paternidad no te quita nada. Por el contrario, tu “yo” se duplica. Para mí, ser papá implica haber vuelto a nacer. Hay una parte de mí que ahora mismo está en el colegio mientras tú y yo hablamos. He aprendido de nuevo lo que implica montar bicicleta, leer cuentos infantiles, a descubrir la naturaleza y sus fenómenos y disfrutar de todo lo que le asombra a mi hija a diario. He aprendido también que ser padre es ser vulnerable porque estás siempre pendiente de esa persona y de su bienestar.

Con respecto a cómo me informo, pues todo empezó durante el embarazo cuando mi mujer se acercó a la asociación El Parto es Nuestro. Se enteró de muchas cosas y yo me involucré en ese proceso. Ella y yo quisimos un parto seguro, planificado y controlado en casa, atendido por una matrona profesional. Eso implica informarse muchísimo con profesionales, a través de asociaciones, con libros, hablando con otros padres.Mi hija Maya nació en nuestro hogar hace casi ocho años. Haber sido testigo de eso fue una experiencia transformadora, algo inexplicable. (Suspira. Se emociona).

A partir de ahí todo ha sido formarme. Siempre de la mano de mi pareja, que ha estudiado y estudia muchísimo para ejercer su maternidad. Me apasionó tanto el tema que mi tesis de grado de psicología trató sobre los cambios en el cerebro de una mujer que da a luz de forma natural y de una mujer que tiene a su bebé por cesárea. Doy charlas además sobre el parto respetado, sobre paternidad y soy miembro de la Asociación Española de Psicología Perinatal y del Instituto Europeo de Salud Perinatal.

.- ¿Qué diferencias ves entre la paternidad que le tocó a nuestros padres y la de la actualidad?

.- Hasta hace muy poco conocimos dos modelos principales de padres: el ausente y el proveedor. El segundo tipo era un papá que trabajaba para obtener el sustento de la familia y que jugaba cuando podía con sus hijos, se lo pasaba bien con ellos cuando tenía tiempo y daba los permisos más importantes para actividades fuera del hogar. Ahora hay una oportunidad tremenda y maravillosa de ampliar la paternidad, de ser un padre que les prepara las comidas, que sabe cuándo le tocan las vacunas a su hijo, cómo se llama el pediatra, qué color le gusta, qué libros lee, qué dibujos quiere ver en la tele, qué deberes tiene que hacer para el cole, en qué curso está, etcétera. No digo que no existieran padres así antes, pero eran muy escasos y nada visibles. Ahora está la posibilidad de implicación mucho mayor en los cuidados, no es que seas una ayuda a la madre, es que es tu derecho y tu deber estar involucrado en todo lo concerniente a tus criaturas. El proceso de crianza es extraordinario porque vuelves a tu infancia, revisitas la relación con tus padres y además generas la ocasión de cortar la cadena de transmisión de traumas.

.-¿Qué quieres decir con esto último?

.-Que si por ejemplo una persona es tímida porque en su casa le mandaban a callar y eso lo convirtió en alguien apocado, eso no tiene que repetirse con tu bebé si no quieres. Si recibías malos tratos, no los tienes que hacer con tu hijo. La crianza es el momento para cambiar esos patrones, para intentar hacerlo mejor y también para repetir aquello que consideramos que nuestros padres han hecho genial.

.-¿Qué consejo darías a unos padres que migran en este momento de la pandemia?

.-La pandemia lo complejiza un poco todo, pero el consejo es que se abran a la experiencia de la paternidad. Que formen tribu con los padres de la guardería o del colegio. Yo siento que me he integrado muchísimo más en España desde que Maya nació. Eso es porque estás en el colegio conociendo a padres que se convierten en amigos, en las personas que a lo mejor la buscan si yo tengo un paciente y no me da tiempo de llegar. La paternidad te ayuda en la integración enormemente. Por ejemplo, llevar a la niña al médico te hace comprender mejor el sistema sanitario, o de qué se habla en la sala de espera, qué dudas tienen otros. A eso me refiero con que esos padres migrantes se involucren y cuanto más lo hagan, más sus hijos y su familia estará integrada en el nuevo país al que llegan.

Como psicólogo, Máximo Peña atiende a migrantes, padres, parejas, adolescentes. Toda la información está en su blog http://www.psicologiaparatodos.org

Migrantes

Amar de lejos

Briamel González Zambrano

Los migrantes aprendemos muchas habilidades en nuestra andadura en el nuevo país. Descubrimos herramientas en nuestro haber. Nos derrumbamos. Nos levantamos. Nos reinventamos. Hay un día en que despertamos por la mañana, vemos para atrás y decimos: “Fui capaz de hacer todo esto. Tener varios trabajos a la vez,  vivir con poquísimo dinero, aguantar a un jefe horrendo, soportar un frío o un calor extremo, salir con un tipo nefasto, conocer luego al amor de mi vida. Lo he conseguido, he podido y sigo en pie”. Entonces sientes que has corrido una maratón con la potencia de una keniata.

Una de esas herramientas que desarrollas durante este viaje es la de querer desde lejos. Porque claro, el amor no se esfuma cuando te vas de tu tierra. Ya lo dije en cinco cosas que aprendes al migrar. Los venezolanos tenemos a los afectos regados por todo el mundo. No exageramos cuando decimos “todo-el-mundo”. Tengo amigos o familiares en Nueva Zelanda, Japón, China, Sudáfrica, toda Europa y en todos los países del continente americano desde Canadá hasta Argentina. De manera que en los contactos de nuestros móviles puede haber más de treinta prefijos telefónicos distintos, empezando por nuestro querido 0058.

¿Y cómo cultivamos el amor desde lejos? Hay tecnología de sobra para hacerlo, pero hay que ponerle afecto. Las redes sociales nos permiten ver crecer a los hijos de los amigos, o notar cómo envejecen los padres o cómo crece la familia. Está claro que eso hace que sean pequeñitas las cordilleras, océanos, lagos, bosques y ríos que nos separan. Nos sentimos cerca.

Los migrantes ya sabíamos querer en la distancia antes de la pandemia. Llevábamos esta ventaja. Sabemos lo que significa pasar meses sin ver a los tuyos y mantenerlos igualmente informados de tu vida y de tus proyectos. Esto permite que el cariño siga intacto a pesar de la lejanía.

En este tiempo de Covid19  nos han faltado abrazos, los abrazos de verdad, que es mucho decir. Sin embargo, quien ha querido ha tenido risas compartidas en pantallas, serenatas, chistes, cumpleaños, brindis, cenas e incluso pudo ir a eventos y cursos. Yo, por ejemplo, aprendí a hacer pan de jamón en una videollamada.  Hace unos días asistí al cumpleaños número 50 de una gran amiga. Fue por Zoom. Con todas regadas por el mundo y bailando un feliz ritmo africano que nos mandó la cumpleañera. Nos reímos tanto, nos divertimos tanto recordando tiempos pasados y la fuerza de la amistad que fue una inyección de  alegría y energía para el resto de la semana.

El summum del amor de lejos es que estuve embarazada entre enero y octubre de 2020. De manera que mi estado de gravidez  lo anuncié por la cámara de mi móvil y casi nadie me vio la tripa.  Mi bebé nació durante la pandemia, así que la mayoría de la gente lo ha conocido por vídeo. Ha sido muy emocionante para nosotros presentarlo así a sus familiares, a nuestros amigos y ver cómo todos lo van queriendo también de lejos. El amor  y sus formas no paran de enseñarnos.

Entrevistas

Asuntos de Mujeres: Cuatro años de un hermoso desastre

La revista digital dirigida al público femenino y creada por las periodistas venezolanas Maricarmen Cervelli Navarro y Patricia Rosas Godoy llega a su cuarto aniversario ampliando las plataformas en las que publican sus contenidos. Ahora tienen podcast, canal de Youtube, talleres, boletín semanal, libros y asesorías editoriales.

Briamel González Zambrano

En la página web asuntosdemujeres.com hablan de la maternidad y de la ausencia de ella, de las relaciones amorosas, feminismo, las relaciones familiares, moda, psicología, violencia de género y hasta del aborto. La variedad de temas, posturas y colaboradoras  ha convertido a esta plataforma digital en un espacio amplio donde las féminas encuentran un oasis con contenido de su interés.

Las creadoras del portal son Maricarmen Cervelli Navarro y Patricia Rosas Godoy, dos periodistas que se conocieron a principios de siglo mientras hacían radio en el circuito FM Center de su natal Caracas. Allí empezó una amistad a prueba de actualidad informativa, crisis personales y la migración de ambas. Cervelli se fue hace diez años a vivir a Panamá y luego de ahí se mudó a Bogotá. En la actualidad vive en Medellín, mientras que Rosas reside en Madrid desde el año 2012.

En Asuntos de Mujeres he escrito de mi infancia, mi adolescencia, mi familia y hasta del duelo por la muerte de mi padre. Vi la plataforma nacer en 2016 y las cito para hacer esta entrevista por videollamada por el aniversario. Acceden encantadas. La conexión nos falla por momentos. A veces hablamos las tres a la vez, las historias salen a borbotones y las risas también.

.-¿Cómo surgió la idea de Asuntos de Mujeres?

Maricarmen Cervelli: Cuando nació mi hija Emilia hace seis años tuve una depresión postparto severa. Estaba muy mal y hablaba mucho con Patricia en la distancia. Le decía que a nadie le había pasado eso. Que en internet aparecían los síntomas, los tratamientos, toda la parte clínica, pero no había ni un solo testimonio, ni historias de mujeres reales que hablaran de este tema, que contaran su caso. Yo decía: “esto solo lo tengo yo”.

Patricia Rosas: Yo la intentaba convencer de que no era la única mujer en la tierra con depresión postparto. Un día le dije que escribiera lo que estaba pasando, que hiciera un blog o algo como método terapéutico. Pensando en eso fue que nos dijimos que era mucho mejor crear una página web con temas femeninos y no limitarlo a la maternidad. Entre otras cosas porque yo no soy madre y no tendría mucho que aportar. Estamos hablando además de que empezamos esto en un momento anterior al “Me Too”-

.-Maricarmen Cervelli: Fue muy bonito ese comienzo porque la web salió en agosto de 2016 y tan solo dos meses después, en octubre, obtuvimos el tercer lugar como “Emprendimiento Digital Periodístico” en los premios de la Fundación García Márquez que se celebran en Medellín. Estuve rodeada de colegas, hablando de nuestro proyecto y generó mucho interés. Entonces me dije que estoy iba a funcionar. Nos motivó mucho.

.-¿Y cómo ha sido el camino de estos cuatro años?

MC: (suspira). Difícil, retador. Nosotras venimos de trabajar siempre en medios tradicionales y todo ha cambiado mucho desde que empezamos en periodismo. Entender eso lleva su tiempo. Yo quería escribir como un ejercicio terapéutico y nos salió esta idea que nos ha traído muchas satisfacciones.

PR: Ha sido una montaña rusa.Hemos pasado por diferentes etapas. Ahora mismo estamos en una de mucho crecimiento con el podscast, libros, asesorías, talleres, los directos de Instagram, Youtube. Para llegar a todo esto hemos ido aprendiendo, consultando a la comunidad, cometiendo errores y teniendo aciertos. Al principio fuimos estructurando todo. Nos trazamos una base para que los temas fueran: maternidad, violencia de género, salud mental, bienestar y feminismo. Al principio, cualquier cosa que publicáramos de feminismo no funcionaba para nada. No tenía lecturas, se quedaba frío. Entonces pensamos cómo darle la vuelta para que la audiencia conectara con el tema. Empezamos a hablar más del empoderamiento femenino, de la sororidad, de la empatía y de historias personales. Así fue mejorando el impacto del tema y finalmente creció mucho cuando estalló el “Me Too”.

Asuntos de Mujeres surgió a raíz de la depresión postparto que padeció Maricarmen Cervelli

.-Hablando de feminismo como tema transversal de la web y viendo que no funcionaba en el inicio. ¿No les parece que el movimiento tiene muy mala prensa y es una de las razones por las que miles de mujeres no se identifiquen como feministas e incluso les produzca rechazo?

 MC: Hay una mezcla de varias cosas. Desde luego que muchos matices entre las representantes del feminismo y cada corriente tienes sus formas. Es por eso por lo que ahora se habla de “los feminismos”. La realidad es que somos diferentes a los hombres. Biológicamente lo somos y es un hecho: desde la maternidad, el parto, el embarazo o nuestros cuerpos. Esto no quiere decir ni mucho menos que los vamos a odiar, de hecho, son bienvenidos en nuestra comunidad.

Lo que cuestiona el feminismo es el sistema. Es cómo se beneficia al hombre por el solo hecho de serlo en temas laborales, en la gestión de los cuidados, en el hogar o en determinados entornos. Eso es lo que el feminismo revisa permanentemente e invita a que la gente se plantee, por ejemplo, si es un justo que a un hombre le paguen más que a una mujer cuando ambos hacen exactamente el mismo trabajo.

PR: Es verdad que hay feministas que ves en los medios y a lo mejor no te sientes nada identificada, pero está en ti generar tu propio criterio, averiguar, leer. El contenido está a mano de cualquiera. No puedes soltar la frase: “No soy ni machista ni feminista” como si estuvieran al mismo nivel ambas cosas, cuando no tienen nada que ver. Por eso invitamos a la gente a que lea sobre el feminismo, porque ser feminista no necesariamente quiere decir no depilarte, o no maquillarte, o protestar con los pechos al aire o hablar con odio de los hombres. El feminismo siempre apuesta analizar las implicaciones en cómo ves el sistema y cómo quieres cambiar las cosas para mejorarlo y eliminar la discriminación a las mujeres.

.-Hay también quien dice que es una movimiento secuestrado por la ideología de izquierda…

MC: Es un hecho que el feminismo nació como un movimiento social, pero a estas alturas no se puede catalogar de izquierda o de derecha. Nosotras no somos de izquierda y somos feministas. Rechazar un movimiento solo por ese origen no tiene sentido, porque lo que persigue en realidad es una mejor vida para las mujeres en muchos ámbitos, ampliación de sus derechos y libertades. No te puedes frenar por ese prurito de “eso es de izquierdas”.

Patricia Rosas Godoy reside en Madrid desde 2012

.-¿Qué le dirían a esas mujeres que piensan que el feminismo les arruinó los planes? Es decir, a esa mujer que dice: “A mí sí me gusta que el hombre con el que salgo pague todo” o “Yo sí quiero ser ama de casa. Que el hombre sea el proveedor, me mantenga y yo quedarme en mi casa criando a los niños”.

MC: (Risas). Le decimos que ese es su derecho y que puede ser perfectamente feminista porque para eso está el movimiento, sobre todo para respetar la decisión que tome cada mujer con lo que quiera hacer con su vida, siempre que esto no ponga en juego su libertad de elección y su bienestar. Si ella quiere criar a los niños y que él trabaje, es decir, el modelo tradicional de familia, ¿por qué no?, pero que sea su elección, no una imposición que se acepta sin ser cuestionada.

PR:  Por ejemplo, yo tampoco veo mal que si estás saliendo con alguien sea él quien pague. Si él quiere hacerlo y tú estás de acuerdo y no te incomoda, pues adelante. O si él tiene mejor situación económica y tú no puedes asumir ciertos gastos, también se entiende. Lo que no hay que hacer es dar todo por sentado, no se puede asumir que sí o sí, él paga, él decide el plan, la película que van a ver, todo eso sin consultarte. El feminismo lo que te viene a decir es: “Oye, tienes la posibilidad de elegir, de proponer y de hacerlo como quieras”.

.-¿Qué tal llevan que amigos o algunos hombres de la familia compartan mensajes o contenidos machistas o que denigran a la mujer? ¿Cómo se educa a los hombres en feminismo?

MC: Hay amigos con los que directamente no toco el tema, para no pelearnos. Lo único es que no permito que me envíen memes, ni chistes, ni audios de este tipo. Esos que estereotipan a la mujer como la cuaima, la tóxica, la castradora. Tampoco nada que se burle de los homosexuales. Les digo que no me envíen ese material. Yo tengo mis límites. Una cosa es no querer pelear y otra, tolerar esos vicios.

Con los hombres que están más abiertos a hablar del tema aplico la pedagogía no violenta. Les pido que hagan ejercicios de empatizar con la mujer. Siempre funciona mejor eso.

.-¿Cuáles son los temas más polémicos que trata Asuntos de Mujeres?

MC: La violencia de género, la maternidad real y el aborto. Sabemos que si publicamos algo de estos tres alguien nos va a caer encima siempre, pero consideramos que son temas que nos atañen, que preocupan a la mujer.

Los casos de violencia de género contados en primera persona generan mucha empatía. Las mujeres que se atreven a decir que ser mamá es un reto muy difícil son cuestionadas por las mismas mujeres, pero generan un debate interesante, diverso. Al igual que aquellas que dicen que no quieren ser madres. Es lo que rico del universo femenino, hay mucho por seguir hablando entre nosotras y con los hombres también.

PR: Cuando hablamos del aborto, por ejemplo, nos han dicho de todo en redes sociales. Sin embargo, creemos que es muy importante ponerlo sobre la mesa porque son temas tabú en muchas sociedades.

.-¿Qué es lo peor que les han dicho?

MC: Feminazis o que saben que tengo una hija, que la cuide. Eso me asustó mucho y lo denunciamos.

PR: Cuando hacemos transmisiones en vivo en Instagram hay unas cuentas anónimas que empiezan con comentarios como: “Me las quiero coger”, “Me las voy a coger”. Yo los bloqueo y a los diez segundos aparece otra con el mismo tipo de mensajes. Es muy desagradable. Hemos parado un poco de hacer “lives” por eso.

.-¿Y lo mejor que les han dicho?

MC: Darnos las gracias por dar visibilidad al maltrato psicológico, por ejemplo. Hay quien cree que solo los golpes de tu pareja hacen daño, pero hay sujetos que no le ponen un dedo encima y, sin embargo, le están diciendo a su pareja que no sirve, que no vale, no es importante. Eso es maltrato. Nos han agradecido profundamente que publiquemos sobre este tema.

PR: También nos han dicho que por leer algo en Asuntos de Mujeres se animaron a contar su historia a sus familiares. Ya sea de maltrato, de abuso o de acoso escolar. Historias personales que tenían guardadas y exponen gracias a que nosotras lo contamos en la revista.

Asunto de Mujeres como marca

.-Después de cuatro años, ¿Asuntos de Mujeres es rentable como modelo de negocio? ¿Pueden vivir de esto?

MC: Todo el negocio publicitario en medios ha cambiado enormemente y también los hábitos de consumo. Al principio ofrecíamos banners y publicidad tradicional a los clientes, pero te das cuenta de que con eso no lo puedes mantener.

PR: Asuntos de mujeres siempre ha sido autosostenible, es decir, los ingresos que conseguimos permiten pagar el hosting de la web y los servicios de personas free lance que nos ayudan con el diseño y el montaje. Nunca tenemos números ojos.

Respondiendo a tu pregunta, aún no podemos vivir de la revista, pero estamos más cerca. Ahora ofrecemos publirreportajes, asesorías de escritura y proyectos editoriales, tenemos el podcast con una parte de pago en la plataforma Patreon, talleres y hasta enviamos una newsletter semanal informando a nuestra comunidad de todas las actividades. También hay que tener en cuenta que es una revista hispanoamericana. Los mercados funcionan de forma diferente en España y en los países de América Latina.

.-Hay que tener mucha voluntad para hacer todo este trabajo sin que genere un ingreso. ¿Cómo les han compensado estos años?

MC: Nos ha dado mucho a nivel profesional. Hemos superado nuestras expectativas en ese sentido. Ver a una comunidad de colaboradoras y seguidoras comprometidas con el proyecto, que nos mandan temas, que nos exponen casos, eso nos motiva mucho a seguir adelante. Además nos ha ahorrado mucho dinero en terapia (risas).

 Yo lloraba al principio porque me decía que me había convertido en una periodista de autoayuda, dando consejos a mujeres y no haciendo grandes denuncias e investigaciones que pudieran tumbar a un gobierno, por ejemplo. Hasta que un día colgué el ego de periodista y me dije que lo que hago tiene un fin maravilloso y que se puede palpar en las historias de las mujeres.

PR: No somos las mismas emocionalmente. Somos mejores. Lo digo en el sentido de la evolución personal. En las capacidades que hemos desarrollado para empatizar con personas que no se parecen en nada a nosotras, que no piensan como nosotras, que tienen orígenes distintos. Eso es crecer también.

En todos los talleres a los que asistimos, decimos que está muy bien ayudar, pero que tenemos que comer y por eso la apuesta fuerte a la rentabilización del proyecto este último año.

Las dos coincidimos en que Asuntos de Mujeres nos ha dado una segunda universidad de periodismo.

.-¿En medio de todo esos altos y bajos no han querido renunciar?

Ambas: Síii  (al unísono).

MC: Claro, y nos hemos peleado. Hasta que un día nos dijimos que si esto ponía en peligro nuestra amistad, era mejor dejar el proyecto que dejar de ser amigas. Así que nunca más hemos peleado.

PR: Hemos aprendido como socias que somos compañeras de camino (en diferente huso horario, por cierto jaja), pero anteponemos la amistad por encima del proyecto.

Coordenadas de Asuntos de Mujeres:

Web: www.asuntosdemujeres.com

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Algunos de mis textos en Asuntos de Mujeres:

Escribo en Asuntos de Mujeres sobre temas como mi infancia, mi familia y las relaciones amorosas

Cumplido a los hombres tímidos: https://asuntosdemujeres.com/quiero-hacerle-un-cumplido-a-los-hombres-timidos/

Las mamás son máxima defensa: https://asuntosdemujeres.com/las-mamas-son-maxima-defensa/

Mis canciones prohibidas https://asuntosdemujeres.com/mis-canciones-prohibidas/

Es que tú no lo cuidas: https://asuntosdemujeres.com/cuanto-tu-mama-te-dice-es-que-tu-no-lo-cuidas/